viernes, 27 de mayo de 2016

Silencio de nieve


El sol parece haberse cansado de tanta elocuencia.

Sobre la loma que oculta el mar, invisible desde mi ventana, comienzan a asomarse

las nubes.

Canta un petirrojo, y en su voz imagino un deje de tristeza, de esperanzas truncadas,

de desilusión.

Se esperan lluvias para esta tarde. No durarán mucho. Uno o dos días de melancólica

belleza, de verdes y grises mezclándose en un lienzo que pintará la primavera.

Las primeras gotas sonarán a nieve, a su silencio, a su sorpresa.

Las siguientes serán algarabía, como tropel de niños al salir de clase.

Y así hasta que se vacíen las nubes, y por un instante, todo vuelva a ser sorpresa, silencio

de nieve.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Haiku


                                     Las golondrinas

                                     escriben con su vuelo

                                     versos antiguos.




                                   Foto: Bernard Plossu

jueves, 19 de mayo de 2016

Sobre la mesa



Sobre la mesa

un guerrero danzante,

un cocodrilo expectante,

una caracola donde,

según el día,

puedo oir el mar,

el viento en un pinar

o tu voz, perdida

en el tiempo.

También un viejo reloj,

que mi abuela usaba 

entonces. Un invierno 

de estos dejó de sonar.

Hoy es un día de viento,

de nubes grises,

de lluvia.

Mientras una mosca

golpea,

una y otra vez,

contra el cristal,

me pregunto

qué dejaré yo,

cuando me vaya,

sobre la mesa.



                            

martes, 17 de mayo de 2016

Huecos vacíos


Las golondrinas.

El castaño de indias.

Una mesa de piedra

bajo una lluvia 

de ausencias.

Los ecos lejanos

de una partida

de dominó.

Vuelves,

una y otra vez,

a este jardín umbrío

al que llamas memoria,

huecos vacíos

que un día

ocupó tu infancia.

En esta mañana de lunes

que se adivina hermosa,

el sol,

con su mirada indiscreta,

se cuela por el balcón.

Con trazo sencillo dibuja 

perfiles de vida callada:

lomos de libros viejos,

la antigua radio,

la vieja habitación.

Volveré a esta mañana

algún día, hueco vacío

en mi alma.

No ha de ser otra cosa,

la vida:

un ir dejando huecos,

y que otros,

- su amor, su memoria -

los vayan llenando.



jueves, 12 de mayo de 2016

Cabreo ripioso


Empieza a ser una lata

meter constantemente la pata.

Aunque no sé si soy yo

o es la pata

la que se mete o se deja

meter.

Memoria de la lluvia, de aquellas tardes


Llueve.

En la calle, el agua corre por el arcén, llevándose con ella los restos del domingo.

En el cristal de la ventana, tras los visillos, las gotas van cayendo como cae la luz

a esa hora, aún temprana.

Los últimos vecinos se van retirando, dejando caer el telón en esta tarde de invierno,

que se apaga como una pasión, dulce y lánguidamente.

A mi lado, sobre la mesa camilla, iluminada por la lámpara roja, la litografía tan triste:

el niño, el perro, la soledad...

La farmacia parece dormida. Como el pueblo. Como la tarde.

Y yo, la cabeza pegada al cristal, sigo disfrutando de la belleza de la lluvia, de las luces

de la calle que comienzan a encenderse, mientras se apaga la tarde, y todo parece

un poema de Bernabé Herrero, de Fortún, de González-Blanco...

Aunque yo esto, entonces, no lo sabía.




martes, 3 de mayo de 2016

La música del tiempo


Te miro dormir.

Afuera, el frío nordeste

descubre un cielo azul,

profundo y hermoso

como el océano.

Dentro de poco,

las hojas nuevas

traerán la sombra,

y con ella el sosiego,

envolviendo las mañanas

con papel de regalo.

Las torcaces, siempre fieles,

volverán a intentar la cría,

su nido meciéndose al viento

en lo más alto del cedro.

Volverán también los rosales,

con su aroma de infancia,

a pintar de colores

las tardes serenas.

Y será en esas tardes

cuando el eco de sus risas

adorne aún más

la primavera.

Cierro los ojos y escucho

la música del tiempo.