miércoles, 30 de diciembre de 2015

Crepúsculos. Infancias.


Me asomo a la ventana y veo cómo, lentamente,  se va encendiendo la noche.

Mientras suena un nocturno de Chopin, se duermen, perdiéndose en el crepúsculo, los contornos de este día que ya fue, y que será un recuerdo, una ilusión, un sueño.

Así esa infancia que, agazapada en los rincones, aún habita esta casa y, tímida, se asoma, cuando todos duermen, a los desvanes del tiempo.




Bajo el hayedo


Bajo el hayedo era el silencio.

Lecho de hojas secas.

La soledad.

Pero ha vuelto la lluvia.

Y su canción serena.

El brillo en los tejados.

El liquen. El tiempo.

La música callada.

Y tu recuedo.

Y luego, otra vez, el silencio.


lunes, 28 de diciembre de 2015

Un golpe de silencio



    Un golpe de silencio

    dibuja esta mañana

    de invierno.


    Los rosales,

    rendidos al frio rumor

    del viento,

    languidecen.


    Se apaga

    el canto dorado

    del otoño.


    Entre la niebla,

    sólo asoma

    el rugir lejano

    de un mar gris

    de plomo.


    Mientras escribo,

    veo caer, 

    como el llanto,

    las últimas hojas

    del roble,

    deslizándose

    suavemente

    al abrazo del olvido,

    hermosas

    en su sinsentido,

    como la nieve

    de Cummings.


    Entonces,

    te asomas a la puerta,

    y tu mirada,

    callada y serena,

    es un abrazo

    cálido y cierto.


    Y cuando tus ojos

    me alcanzan,

    con el color y la dulzura

    de un tarro de miel,

    la mañana  se envuelve

    en papel

    de regalo.


    Afuera, 

    el discurrir del mundo

    se hace misterio.


    Está tan quieto 

    el invierno

    que temo dejarlo

    atrás.







jueves, 24 de diciembre de 2015

Feliz Navidad con Mona



Mi amiga Mona, que es un pedazo de artista (búsquenla,escúchenla, compren sus discos....ya me lo
agradeceran...), nos ha felicitado la Navidad con esta preciosidad que, con su permiso, quiero traer a
este sitio para felicitar a todos los que se dejan caer por aquí.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Una cosa preciosa que ha escrito mi mujer sobre mi amigo Miguel Mingotes


Esto es lo que dice mi chica favorita del trabajo, de la poesía, de Miguel Mingotes. De "toda la belleza del mundo", que tenemos tan cerca, pero que muchas veces no sabemos apreciar...Y es entonces cuando Miguel, con su poética de la sencillez, con su mirada ensimismada en la belleza de lo cotidiano, nos espabila, nos hace un poco más sabios, nos hace un poco más felices... :

"Entre todes les costumbres que aprendí de mi padre, la que no voy a poder nunca quitame de encima ye la de leer El Comercio. Cuando murió Carantoña dejónos algo solos, ye verdá. Pero luego vino esti neñu Mingotes los sábados y a mí devolvióme la esperanza. En la gente en general, y en los playos en particular. Eso sí, paladar finu o foriatos muy sabanaos en les Carolines..."



viernes, 18 de diciembre de 2015

Leyendo a Lea



He leído a Lea.

He llorado y he reído. Me he emocionado. He tenido miedo. He sido valiente. He soñado. Me invadió el pesimismo. Y el optimismo. He aprendido. He disfrutado. Y he amado.

Todo esto, y más,  paseando por el jardín de Lea Vélez. No sé a qué esperan.



                                                          

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Haiku



                                     Soplaba el viento,

                                     despeinando el silencio

                                     en los árboles.



                                                                                          foto: Bernard Plossu

martes, 15 de diciembre de 2015

Azorín, una lección



Me ha gustado mucho esto que le leí a Azorín, ayer, en esa maravilla que son "Las confesiones de un pequeño filósofo":


"He de decirlo, aunque no he pasado por este mal: ¿sabéis lo que es maltratar a un niño? Yo quiero que huyáis de estos actos como de una tentación ominosa. Cuando hacéis con la violencia derramar las primeras lágrimas a un niño, ya habéis puesto en su espíritu la ira, la tristeza, la envidia, la venganza, la hipocresía.... Y entonces, con estos llantos, con estas explosiones dolorosas de sollozos y de gemidos, desaparece para siempre la visión riente e ingenua de la vida, y se disuelve, poco a poco, inexorablemente, aquella secreta e inefable comunidad espiritual que debe haber entre los que nos han puesto en el mundo y nosotros los que venimos a continuar, amorosamente, sus personas y sus ideas."







domingo, 13 de diciembre de 2015

viernes, 11 de diciembre de 2015

De tu ausencia


Y te espero todo el tiempo.

Y te siento en cada esquina.

Y te sueño en mi deseo.

Y te lloro en mi agonía.

Y te pierdo en el vacío

que dibujas en mi vida.

Y te busco en la distancia

de tu falsa cercanía.

Y qué cansado estoy

de fingir que soy distinto,

que no me duele tu ausencia,

que todo me da lo mismo.



miércoles, 9 de diciembre de 2015

Mañana de diciembre



Y aquí estoy,

Una mañana de domingo,

diciembre.

y muy temprano, además.

Peleando con la chimenea,

combatiendo al frío

que invade cada esquina

de esta casa.



Me acompañan

los sueños vacíos

de cuatro borrachos.

Y el canto de un gallo,

en apariencia

muy metido

en su papel.



Tengo a mano

a Thomas Merton,

a Dante y a Pla.

Y un poemario

de Moya Cannon,

irlandesa que desconozco,

pero que me habla

de las aves, del invierno,

de barcos y caracolas.

Debería de bastarme.



El graznar de unos cuervos

se cuela en la habitación,

envolviendo la mañana

en un no sé qué

de invierno antiguo.

Mientras,

se apagan las farolas,

y pasa fugaz,

perdiéndose en la niebla,

el ladrido feliz

de unos sabuesos.



Mirándolo bien,

a pesar del frío,

del sueño

y de la hora temprana,

no es mala manera

de empezar el día.







viernes, 4 de diciembre de 2015

Haiku


                                             Mi gato caza

                                             ilusiones dormidas

                                             todas las noches.



jueves, 3 de diciembre de 2015

Cuando acabé Guerra y paz


Cuando acabé Guerra y paz,

el otoño tocaba a su fin.

En el jardín,

sólo el liriodendro seguía vestido,

y su túnica dorada,

en soledad,

resplandecía.

El frío intenso dibujaba

en tus ojos

paisajes de hielo.

Y yo buscaba caminos inciertos

donde la nieve

no tapase tus huellas.

Atrás quedó Borodinó.

Y Waterloo.

Qué lejos ya los bailes,

teatros y galanteos.

La caza del lobo.

El fuego arrasando Moscú.

Los ojos de Natasha.

Y tanta muerte inútil,

¿verdad, dulce Petia?

El día que acabé Guerra y paz

nos cayó encima el invierno.

Y con él, la nieve y la noche.

Y tanto, tanto silencio.






lunes, 23 de noviembre de 2015

Hoy me acordé de la casa


Aquella casa esconde la primavera de mi infancia.

Traspasabas la puerta azul y el perfume de la madreselva, que cubría parcialmente el patio, te abrazaba como si te hubiera echado mucho de menos.

Todo allí era distinto.

Entre cuadros de Foujita, que el pintor ofrecía, en los años veinte, como pago del alquiler en su pensión parisina,la mirada se paseaba como por un país extranjero.

Y el tiempo discurría despacio, ajeno, y uno sentía que estaba muy, muy cerca de descubrir el misterio de la felicidad.

Supongo que todos tenemos nuestro propio jardín de los Finzi-Contini.




                                                                         Autoportrait dans l´atelier, Leonard Foujita



jueves, 19 de noviembre de 2015

Si no estás a mi lado



Y bien mirado,
¿Qué me puede pasar
cuando no estés a mi lado?

No volveré a tener miedo
a que me dejes sólo.

No hará falta recordar
tantas cosas que contarte.

Y las puestas de sol
ya no serán necesarias.

Mirar el mar
carecerá de importancia.

El invierno sólo será
una incómoda estación.

Podré mirar cómo las ramas
del cedro
se mecen al viento,
una tarde de junio,
y no tendré que contártelo.

No será necesario
reconocer el canto extraviado
del carbonero.

O el dibujo del azor cuando,
alto en lo más alto,
se cierne sobre el silencio.

Ya no será necesaria
tanta belleza.

Ni la poesía.

Ya nada será necesario.


martes, 17 de noviembre de 2015

Otra tarde de domingo



Enciendes la chimenea.
Tu gato te acompaña en el sofá. En tus manos, la "Obra suspendida", de Waugh.
Los niños están terminando sus deberes, mientras la recta final de esta tarde de domingo toca a su fin.
Cada vez duran menos. Los domingos.

Hoy, el mar reinaba absolutamente sobre la tarde húmeda y gris. Sólo las gaviotas parecían mantenerse al margen, sobrevolando su majestuosa belleza.
Qué hermoso se nos mostraba el horizonte, tentador, misterioso, mientras apurábamos el café, la mirada perdida, dormida en sueños.

En el autorretrato en la ventana, Pelayo Ortega observa el pasar bajo la lluvia del paseante solitario, paragüas en ristre, capeando el temporal. Así nosotros, paseantes solitarios en la tarde de domingo que es la vida, la mirada baja, el paso firme.

Los ronquidos del gato me sacan de mis ensoñaciones y vuelvo la vista hacia el fuego amigo.
Las llamas ascienden, chimenea arriba, llevándose, mezclados con el humo, los recuerdos humildes, los pensamientos intrascendentes de un domingo cualquiera.




jueves, 12 de noviembre de 2015

Brillaba el suelo...


Brillaba el suelo,
prolongando en un dibujo alucinado
las piernas de los paseantes,
todo lluvia, otoño, blanco y negro.

Las miradas se cruzaban, tímidas,
compartiendo el asombro y el miedo.

Olas cargadas con el peso de los siglos,
chocaban inmisericordes
contra tanto sentimiento dormido.

Cansado de luchar contra el temporal,
vencido,
vuelvo contigo a casa. Y cierro los ojos,
y me duermo a tu lado, malherido.
Soñando con todos los colores
que envuelven tu misterio y el mío.


martes, 10 de noviembre de 2015

Pasan ya de las seis...


Pasan ya de las seis
en esta tarde de sábado.
Se va apagando octubre,
y a tu lado,
dejo que las llamas consuman
viejos troncos de castaño.
Afuera, el viento sur
confunde,
nos trae un falso verano.
Pero el aire huele a bosque,
a castañas asadas.
Columnas de humo
abandonan
los tejados de pizarra.
Y mientras te abrazo,
tu mirada se viste de invierno.
De noche de invierno
estrellada.




                                                                                                          Rien Poortvliet


domingo, 8 de noviembre de 2015

Mañana de noviembre


En medio de este concierto de trinos y zumbidos, envuelto por el aroma de la hierba fresca que me regala esta veraniega brisa de noviembre, veo cómo se va desperezando la mañana.

Mientras, del convento cercano vienen volando, como palomas mensajeras, las campanadas que anuncian la hora del Ángelus.

Quedarse así, quieto y callado, con la esperanza de que todo pueda seguir siendo tan sencillo, tan hermoso.
Sin esperar nada, sin desear nada.





miércoles, 4 de noviembre de 2015

Certezas


Hay señales
que convierten
impresiones
en certezas.
Nubes negras
que se asoman
a la noche
de tus sueños.
Niños tristes
que se agarran
a la imagen de
un recuerdo.
El silencio
que acompaña
la promesa
de la nieve.
Un reloj
que da las horas
enterradas
en la infancia.
Certezas que
van surgiendo
como tormentas
del alma, 
como rugido
del viento.
Así mis ojos
se apagan
cuando lloro
por tu ausencia.
Cuando dibujan
mis lágrimas
la certeza
de la pérdida.





martes, 27 de octubre de 2015

Si volvieras...


Si volvieras a quererme,
las mañanas serían,
otra vez,
un escenario de película.
No como ahora,
que se apagan
con sólo mirarlas.


jueves, 22 de octubre de 2015

Sol de otoño


Sol que llena de luz
esta fría mañana de otoño.
Entre las ramas del cedro,
los resquicios del alba.
El naranjo se viste
de azahares de nieve.
Las flores se asoman
al abismo del tiempo.
Como en un espejo,
me reflejo en los ocres
que adornan el sueño
de la enredadera.
Este pasar callado,
admirándolo todo,
soñándolo todo.



martes, 20 de octubre de 2015

Hoy me acordé de mi abuela


De mi abuela Teresa
apenas me acuerdo.
Sólo una imagen
plena de dulzura.

Paz y dulzura.

Y una expresión
de bondad infinita.
Yo era muy pequeño
cuando se fué.
Apenas tuve tiempo
de quererla.

jueves, 15 de octubre de 2015

Sonatas del Rosario


En mi abisal ignorancia, desconocía a Biber, y a esta maravillosa intérprete que es Lina Tur Bonet. Y la scordatura.

En esta tarde de otoño en la que me quedaría siempre, escucho esta maravilla, cierro los ojos y sueño.




martes, 13 de octubre de 2015

Otoño en Bruselas


Descansas tu apatía en el sofá,
dejando pasar la tarde, 
estéril.
Suena un disco de Luna
mientras caen lentamente
las hojas de otoño,
dibujando en el aire un mapa
de recuerdos marchitos.
Piensas en Albiac,
que soñó con la muerte
mientras contemplaba
los senderos mojados
del parque de Luxemburgo,
tan llenos de ocres, de grises,
como una novela de Maigret.
23 minutes in Brussels.
Rasga la aguja el vinilo,
ya mudo,
y dejas que tus ojos
se cierren.
Las hojas siguen cayendo.
Lluvia sin fin de sueños
dormidos.




martes, 6 de octubre de 2015

Tarde de septiembre en Zamora


El cielo, de un azul purísimo,
pesaba en Zamora esa tarde,
como pesan las piedras
que la dibujan.
Me acuerdo de tí,
altiva y serena,
paseando sus calles
bajo el sol de septiembre que,
derrotado y celoso,
fingía indiferencia.
El Duero discurría lento y callado,
como queriendo acompañar
el caminar de aquel anciano,
a quien sólo guiaba
la ausencia de destino.
Entramos en la librería
buscando a Claudio Rodríguez.
Pero no lo encontramos.
Al salir, nos envolvió de nuevo
el aroma a verano viejo,
a camino hecho,
a tiempo ido.
Y me llevó el pensamiento
muy lejos,
a un futuro feliz,
improbable,
a tu lado.







lunes, 5 de octubre de 2015

Un poema de José Luis de la Cuesta*


                          OTRA NOCHE DE RONDA


                      Acababas de contarme tu vida, 
                      todas tus dietas y todos tus novios,
                      hablaste de libros que no leeré,
                      de películas que no pienso ver,
                      de un viaje horroroso
                      que no haría ni muerto
                      (Ibiza, Formentera, en velero,
                     “de cala en cala" y su puta madre).

                      Yo pensaba en María,
                      en el mundo feliz en que ella y yo
                      habríamos sido infelices, pero juntos.

                                       José Luis de la Cuesta, Cosas que me has contado, 2015  



*Gracias a Angel Ruiz, una vez más, por el descubrimiento. Uno más.

jueves, 1 de octubre de 2015

Adenda a El ejercicio del perdón


Quiero añadir aquí el comentario de Beatriz, atinadísimo como siempre, y que suscribo absolutamente, a la entrada anterior, sin el que esta quedaría coja, si no inválida:

"Pero yo no creo, como el autor, que el perdón sea "victoria genuinamente humana" sino más bien el único rasgo, el único momento, en que el hálito de Dios se manifiesta en su criatura."

Esta es la explicación del gesto inexplicable.

El ejercicio del perdón



"El ejercicio del perdón es el regalo más sofisticado que podemos otorgarnos, y si ese ejercicio es sincero, no creo que haya una obra maestra que pueda comparársele. 

En el instante en que el corazón perdona, es decir, no odia cuando se siente inducido a odiar, no desprecia ante una violenta convocatoria al desprecio, en ese instante en que cambiamos el curso de las cosas, contra la lógica de perpetuar el dolor que parece exigirnos la naturaleza, obtenemos la única victoria genuinamente humana.

Nada en el universo, que sepamos, ningún engranaje cósmico había previsto un acto así. Como sucede con la negra actitud para la tortura, la luminosa capacidad para perdonar es nuestra. Exclusivamente nuestra. No entraba en los cálculos del Creador, del Big Bang, del Principio o de lo Que Sea o de Quien Sea que alguien como Josep Falcó depositara amapolas rojas bajo el monolito dedicado al enemigo que masacró a los suyos y al que abatió.

Si pudiéramos vivir cabalgando siempre sobre ese instante, no necesitaríamos nada más. Sería la entrega pura, el regalo perfecto. La Gran Frase se completaría, diáfana, ante nosotros. Habitaríamos en la entereza o, si queréis, en la plenitud. Quizá a esa percepción única la llamaríamos amor: así, con la vieja y gastada palabra y sin adjetivos."

                                                                   Rafael Argullol, Visión desde el fondo del mar

lunes, 28 de septiembre de 2015

Preludios y fugas


Entre las gotas de lluvia
que salpican la ventana
veo pasar las nubes
con prisa, dejando atrás
el verano.
El piano de Keith Jarrett
acompaña los vaivenes
de esta tarde de domingo
en la que, poco a poco,
naufragan las horas.
De vez en cuando,
un rayo de sol
atraviesa el cristal
e ilumina, tenue, la soledad
que me envuelve.
Discurren como un rio
las notas que soñó
Shostakovich,
haciendo bailar a su ritmo
luces y sombras.
Pero la música cesa.
Y la tarde se apaga.
El canto despistado
de un carbonero,
improvisado  tramoyista
en este pequeño teatro,
echa el telón de la noche
sobre este día que se va,
cansado, ya en silencio.










viernes, 25 de septiembre de 2015

Haiku


                                  Gotas de lluvia,

                                  filtrando el sol de otoño,

                                  sobre el cerezo.




                                                                           Hasui Kawase, 1951


viernes, 18 de septiembre de 2015

Haiku


                            Brisa marina.
                            Mi hijo, la tarde, el mar.
                            Y el horizonte.







martes, 15 de septiembre de 2015

Tarde de lluvia


                                   Llueve sin pausa
                                   esta tarde.
                                   El murmullo
                                   del agua
                                   todo lo llena.
                                   Lágrimas
                                   son las gotas
                                   sobre las,
                                   ya desnudas,
                                   ramas del nogal.


                                             Kasamatsu Shiro, Evening rain   1938

jueves, 10 de septiembre de 2015

Como un cuadro de Adolfo


La calle azulea
con el brillo feliz
de la lluvia nocturna.
Las ventanillas del tren
avanzan,
como el metraje final,
ya vacío,
de una película muda.
En los edificios,
luces llenas de vida ajena
ilusionan con su falso calor
las expectativas de esta noche,
tan fría.
Versos torcidos,
como un cuadro de Adolfo,
intentan pintar
realidades muertas.
Pero qué lejos está todo.
Y parecía tan cerca.


                                                                                          Cine Doré, Adolfo P. Suárez

jueves, 3 de septiembre de 2015

Entre las piedras de Lugo


Entre las piedras de Lugo.
Azabache. Granito. Musgo.
Entre jardines de piedra,
tras los fantasmas queridos,
ya perdidos en medio
de tanto liquen dormido.
De Grandas de Salime a Lugo.
Del Caurel a Compostela.
De la mano de Anxel Fole.
Donde duerme Novoneyra.
Un mediodía de agosto.
Las calles solas, serenas.
Su mano en la mía se duerme.
Y yo no encuentro las huellas.
Huellas que han de llevarme 
a donde habita el recuerdo.
Los colores de la ausencia
en el invierno del tiempo.








                              

sábado, 29 de agosto de 2015

Una vez más, un poema de Leonel Estrada


ESTA NUESTRA CASA


Esta casa es nosotros
cinco hijos
y los nietos.
Son las sonrisas pícaras,
son los libros y revistas,
es el estéreo a gran volumen,
son las crayolas por el suelo,
el optimismo
pegado a una acción 
a un objeto simple.
Sin embargo,
esta nuestra casa 
es frágil como nosotros 
poca cosa, como nosotros.
Algún día 
lo sabremos bien
quedará reducida
a un solo corazón
que amaba mucho.

                      Leonel Estrada

       

     

miércoles, 26 de agosto de 2015

No es más que eso


No es más que eso.
Y lo llena todo.
Se ha hecho con el aire
que respiras,
con el viento,
que bate con fuerza
ahí fuera.
Con poemas de Wolfe,
de Larkin, de Milosz...
Con viajes y sueños.
Con miedos y distancias.
Con mucho amor.
Y también con dolor.
Con espuma de mar.
No hay libro que encierre
tantas historias.
Pero sólo es un beso.
Un beso que me das,
por fin,
esta noche oscura.
Y en él se cuenta
mi vida entera.
Y también mi muerte.


miércoles, 19 de agosto de 2015

Haiku


                Sigue la lluvia

                lavándole la cara

                al mes de agosto.


jueves, 13 de agosto de 2015

Haiku


Vuelan confusas,
en este agosto otoñal,
las golondrinas.

Leyendo a Nabokov


Leo a Nabokov en esta tarde de agosto, cuando la lluvia nos envuelve con estos momentos de paz y sosiego tan invernales, mientras escucho las sixs consolations. 
Su memoria nos habla sobre la melancolía de los recuerdos:

“parece que durante toda mi vida con el mayor celo he estado realizando el acto de recordar vivamente algún fragmento del pasado"

Me siento tan identificado con este sentimiento... Pienso que si esto es así se debe al hecho de haber disfrutado de un pasado muy feliz, poblado de seres a los que he amado y amo profundamente.
Tantos rincones, paisajes,personas..., que vienen a mí en estas tardes grises, tras estos acordes de piano. Como el lento fluir de las campanadas de un reloj.

La felicidad de la ausencia, del recuerdo de quienes se han ido para siempre, cuando vuelven para regalarnos unos instantes de amor.

“Vuelvo a ver nuestro aula de VYra, las rosas azules del empapelado, la ventana abierta. El reflejo de esta llena por completo el espejo ovalado que se encuentra encima del diván de cuero en el que está sentado mi tío, recreándose en un libro muy deteriorado.
Cierta sensación de seguridad, de bienestar, de calor veraniego empapa mi memoria.
Aquella robusta realidad convierte el presente en un fantasma. El espejo rebosa de luminosidad; un abejorro acaba de penetrar en la habitación y choca contra el techo. Todo es tal como debería ser, nada cambiará jamás, nadie morirá nunca."

lunes, 10 de agosto de 2015

Noche del alma

Esta noche de lobos
que vigilan tu ausencia
la soledad discurre
por un campo de estrellas.
Ladridos lejanos
anuncian el miedo,
que hace más larga 
esta noche tan negra.
Quisiera saberme
seguro en tus brazos,
tener a tu lado
el triste consuelo
que me haga olvidar
que la noche del alma
siempre es más oscura
que la noche del cielo.

jueves, 6 de agosto de 2015

Sábado de fiesta

Mañana de fiesta.
Sábado.
Un no sé qué de luz
de domingo.
Tras la cortina,
haciendo del balcón
la promesa de un
asombro,
se adivina un murmullo
inquieto y feliz.
El reloj da las once.
Cada campanada 
esconde
un verso de Jammes.
Y yo me abandono
su arrullo.
Y vuelo tras ellas.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Una tarde de martes

Sobre mi cabeza,
el techo de castaño,
las vigas eternas.
Una vieja radio 
entre ediciones baratas
de Morand, 
Woolf, 
Proust,
Montaigne...
Discurre la tarde
con el ritmo que marcan
el vuelo de las moscas
y esta cantata de Bach.
El sol ilumina 
las hojas de la higuera, 
y su reflejo invade 
la quietud,
de madera y sueño, 
de esta habitación.
Verano. 
Agosto. 
Una tarde de martes.

jueves, 30 de julio de 2015

Como Venecia en invierno


Una tarde de verano.
De este verano
del norte,
lluvioso y frío,
insulso.
Tan elegante.
Miras por la ventana,
el viento agitando
paraguas.
En la playa,
las gaviotas
quietas
en la arena.
Y de fondo
ese mar,
tan oscuro.
Como Venecia
en invierno.
El gato
a tus pies,
arañando
la alfombra.
Y piensas:
¿Seré yo,
o ya llueve
sobre
mojado?

miércoles, 22 de julio de 2015

Clase de francés


Varias sillas se abandonan
a la música serena de la melancolía,
en esta mañana fría
de soledad y espera.

La ciudad, aún dormida.
Sus calles mojadas con el poco de lluvia
que ha dado brillo a esta mañana
de verano norteño.

Apenas un perro y su joven dueño;
una mujer, un anciano, un barrendero.
Dos paseantes, risueños.
Poco más.

Dos niños, mientras tanto,
van a clase de francés.
Dibujando esperanzas y sueños
espera su padre en un café.

Mientras escribe, se acuerda de ella.
Qué larga esta clase de francés,
piensa.
Y qué larga la espera.



                                                                              Pelayo Ortega


lunes, 22 de junio de 2015

Una tarde, en Madrid




Qué azul el cielo hoy, en Madrid.

Chueca, Barquillo adelante. Dray Martina para comer.
Y luego Recoletos, su mano en la mía, llenándoseme el alma de ilusiones, de esperanza.

Only You para mí, despertando al sueño en tus brazos, dejándome envolver por la penumbra, por la quietud de esta habitación, en esta tarde de mayo en Madrid, donde me gustaría quedarme quieto, quieto.
Siempre, siempre.




jueves, 18 de junio de 2015

Miguel Mingotes


Me acaba de llamar Miguel, alegrándome un día que se había presentado con esa tristeza habitual que últimamente me persigue.

Qué gusto oir su vozarrón amable y tierno, sus comentarios siempre atinados y humildes, siempre poéticos e inspiradores.

A mí me pasa que, cuando leo a Miguel Mingotes o hablo con él, el mundo se hace más pequeño y amable, todo es más sencillo y hermoso. Y la felicidad, la de andar por casa, esa tan simple que a veces despreciamos, que cuando la vemos ni nos damos cuenta de que es ella, se pone a crecer y se hace milagro cotidiano.

Gijón, el Gijón que me gusta, el que busco en sus calles, en su gente, en su mar, el que pinta Pelayo Ortega, el que contó Carantoña, si aún existe es porque va de la mano de Miguel, de la que, espero, no se suelte nunca.



sábado, 6 de junio de 2015

Y este sol de junio. Y las golondrinas


Darle cuerda al reloj.
Echar a andar
la mañana.
No esperar más
- ni menos tampoco-
que la felicidad de una sonrisa.
De una lectura.
De un no hacer daño
y no ser herido.
Del canto distraido
de tu hijo, pensando
en qué se yo...
De esa mirada cómplce
que siempre llega,
sin la que el día
es noche
que no termina.
Y este sol de junio.
Y las golondrinas.

martes, 2 de junio de 2015

Una tarde

No se cansa uno nunca de estas tardes de primavera, aún frescas, pero luminosas como estrella de Oriente.

Como si de un juguete nuevo se tratase, no sabemos muy bien qué hacer con ellas, si ponernos a jugar sin perder un minuto, o contemplarlas a una cierta distancia, fascinados, disfrutando de tanto como prometen.

Al final , me decido por esto último, mirando por el balcón, viendo cómo las golondrinas parten en dos el azulísimo cielo, y el pasar de las escasas nubes, reflejándose en los cristales de la casa de enfrente.


viernes, 29 de mayo de 2015

Tarkovski en el espejo



He terminado de ver "El espejo", de Andrei Tarkovski. Su autobiografía.

Me ha gustado cómo mezcla el color, el blanco y negro, el sepia, las imágenes documentales.
Entre estas últimas, me han impresionado las de los niños españoles que están a punto de coger el barco que los llevará a Rusia, muchos de ellos para no volver.
Las miradas, unas de incomprensión, otras de resignación y asunción.
La continuidad de la catástrofe.
Una niña con su muñeca en brazos, otra que descubre una mancha en su vestido.
Lloros, desesperación.
Tristeza infinita.
Y ese padre, comiéndose a besos a su hija, a la que no volverá a ver.

.




Entra el sol por la ventana de la dacha, en medio del bosque, iluminando los tablones del suelo, llenando de luz la estancia. Flores secas, y los ruidos del campo, como una continua presencia:
el agua, el viento, el fuego.




Y los sueños:

"Volver a aquellos lugares amados hasta el dolor, donde estaba la casa de mi abuelo, donde hace cuarenta años nací sobre la mesa del comedor.
Cuando quiero entrar en la casa, algo me lo impide. A menudo tengo ese sueño. Y cuando veo las paredes de troncos y la oscuridad del zaguán, ya en sueños sé que sólo lo sueño. Y la alegría se ensombrece a la espera del despertar.
A veces ocurre algo y no vuelvo a soñar con la casa, y los pinos en torno a la casa de mi infancia. Entonces me hace falta y espero con impaciencia ese sueño, en el que volveré a ser niño, y volveré a sentirme feliz sabiendo que todo lo tengo por delante, que aún todo es posible."  

Es el sueño de Tarkovski, pero podría ser el nuestro.




viernes, 15 de mayo de 2015

Y otro de Leonel Estrada(repetido), este para los dos, en un cumpleaños que -vale, lo sé, es ridículo-, tanto me pesa ...


DESPUES DE MI MUERTE


Dos días después de mi muerte
estarás mirando cajones y gavetas,
mis "secretos",
que nunca los tuve.
Uno a uno examinarás
mis apuntes, sorprendida
de encontrar cosas tan obvias
como las que se escriben
en papelitos.
Descubriras un poema o varios
que nunca conociste, tonterías.
Te parecerá que mi voz
está unida a ellos.
Suspirarás y luego una pausa;
en alguno,
tu mentón temblará
al descubrir el amor 
que no termina.
Todo igual, el amor,
mi amor repitiéndose,
los besos, las ausencias.
Nunca el olvido.
Hasta en el último papel
estaré haciéndote compañía.

                   Leonel Estrada

miércoles, 13 de mayo de 2015

Para tí, un poema de Leonel Estrada


DESPUES DE LA CRISIS


No quería dejarlo escrito,
no tenía objeto.
Tú lo sabes, tú lo entiendes:
que mi corazón ya no es el mismo
que ahora quizás es más pequeño.
Que mi vehemencia ha disminuido
pero que te amo
igual que en la tarde
en que lucías
tu vestido esmeralda,
igual que siempre.
Que es dura toda realidad
y que sólo Dios conoce
ese irremediable y total silencio
entre tú y yo
que afortunadamente no llegó.

                       Leonel Estrada

martes, 12 de mayo de 2015

Dos niñas


Dos niñas sentadas
sobre una mesa pobre,
en un jardín triste,
de cemento y macetas
de lata.

Acarician a un perro,
triste también, y sucio.
Y viejo.
Y sonríen, dulcísimas.

No hay Versalles donde
más feliz se sienta
la primavera.

viernes, 8 de mayo de 2015

Dos mapas


MAPA

Plano como la mesa 
sobre la que se extiende.
Bajo él nada se mueve
ni busca una salida.
Sobre él mi humano aliento
no crea remolinos de aire
y deja en paz
toda superficie.

Sus llanuras y valles siempre son verdes,
sus mesetas
y montes, amarillos y ocres,
y los mares y oceanos, de un azul amigable
en sus desgarradas orillas.

Aquí todo es pequeño, cercano y accesible.
Puedo con el filo de la uña aplastar los volcanes,
acariciar los polos sin gruesos guantes;
puedo con una mirada
abarcar cualquier desierto
junto a un rio que está justo ahí al lado.

Las selvas están marcadas con algunos arbolitos
entre los que sería difícil perderse.
Al este y al oeste,
sobre y bajo el ecuador,
un espacio sembrado de un silencio absoluto
y en cada oscura semilla
hay gente viviendo tan tranquila.
Fosas comunes y ruinas desesperadas,
de eso nada en esta imagen.

Las fronteras de los paises son apenas visibles,
como si dudaran si ser o no ser.

Me gustan los mapas porque mienten.
Porque no dejan paso a la cruda verdad.
Porque magnánimos y con humor bonachón
me despliegan en la mesa un mundo
no de este mundo.

                                           Wislawa Szymborska





EL MAPA

La tierra yace en el agua: es de un verde cubierto de sombra.
Sombras: o bajíos mostrando en sus orillas
la línea entre el mar y las plataformas de algas
donde las hierbas cuelgan desde el verdesobre el simple azul.
¿O es la tierra que se asoma para levantarel mar desde abajo,
atrayéndolo imperturbable a su alrededor?
A lo largo del fino, ocre banco arenoso,
¿está desde abajo la tierra tirando del mar?

La sombra de Terranova es lisa y tranquila.
La de Labrador es amarilla donde el lunático Esquimal la ha engrasado.
Podemos acariciar estas hermosas bahías bajo un cristal
como si estuviesen esperando florecer
o proporcionar una limpia caja al invisible pez.
Los nombres de las ciudades a orillas del mar salen hacia el mar,
los nombres de ciudades cruzan las montañas vecinas:
el impresor aquí experimenta la misma excitación
que cuando la emoción excede a su causa en demasía.

Estas penínsulas cogen el agua entre el pulgar y el índice
como las mujeres al comprobar la suavidad de las telas.

Las aguas de un mapa están más quietas que la tierra,
dejando que la tierra forme sus propias olas,
y la liebre de Noruega corre agitada hacia el sur,
los perfiles investigan el mar, dónde está la tierra.
Los colores, ¿están ya asignados o los países pueden escogerlos?
¿Escoger el que mejor conviene a su carácter o el que mejor le va a sus aguas?
La topografía no tiene favoritos: tan cerca está el Norte como el Oeste.
Más delicados que los colores de los mapas de los historiadores son los colores de los
       cartógrafos.

                                                                        Elizabeth Bishop








Me gustan los mapas.
Siempre me ha gustado viajar por ellos.
He recorrido todos los mundos posibles e imposibles.
Los que aún existen y los que ya no.
Incluso los que nunca existieron.
De la mano de reconocidos geógrafos como Cunqueiro, Calvino o Perucho, he descubierto países, ciudades y territorios en los que me he instalado para siempre.
Viajes imaginarios. Viajes reales.
De los reales siempre volvemos.
De los imaginarios, jamás.


                                       
En la foto, una preciosa puesta de sol sobre la Península Escandinava:






martes, 28 de abril de 2015

Tarde de domingo


El gato descansa sobre el sofá, al sol de poniente, único sol que nos ha visitado hoy.

Aunque no hacía mucha falta, hemos encendido la chimenea, quizás por última vez en la temporada.

Nos acompañan los tic-tac del reloj de pared. Grande. Muy grande. Y noble.

Leo el nuevo diario de Iñaki Uriarte, aunque esta tarde ya he pasado por Szymborska, Nancy Mitford y Chatwin.

Las ocho y media.

El fuego se apaga y con él el domingo, cayendo el sol tras el cedro, fundiendo la tarde en noche.




martes, 21 de abril de 2015

Mañana de domingo

Acabo de recibir un soplo de brisa marina que me trae todo el aroma del Cantábrico, al que se suman, poderosos, los del romero, la menta, la albahaca y la lavanda que hace unos días planté.

Dos mariposas, nerviosas como en día de fiesta, van dibujando en el aire la sismografía sentimental de esta mañana, donde un cielo de tan azul casi falso, como dibujo de niño, nos envuelve.


                                                      El jardín del artista en Eragny . Camille Pissarro

lunes, 20 de abril de 2015

haiku


                                       Sobre el manzano,
                                     
                                       como un manto de nieve,
                           
                                       la primavera.








martes, 14 de abril de 2015

Paseo de primavera





Allí estaban, observándonos, sólo visibles sus cabezas, en la quietud más absoluta, una pareja de corzos. Parecía un cuadro de Portvliet.

Como cada vez es más difícil conseguir que nos acompañen en estos paseos nuestros- lo que no deja de resultar un poco frustrante-, esta vez, los niños se perdieron esa imagen tan vivificante, ese salir en carrera, saltando entre los árboles cuando llegamos a su altura, en un despliegue de vida, de primitiva belleza, que nos dejó atónitos.

Toda la fuerza de la naturaleza, toda la belleza de la Creación, contenida en ese instante, tan fugaz e intenso como la mirada furtiva de un amor de adolescencia.

El ruido de nuestros pasos se iba adormeciendo en el lecho de agujas de pino que alfombraba el camino, tirando de nosotros para que nos quedásemos allí, en ese bosque dormido al sol de primavera; para que fuéramos brisa de abril entre los árboles, zumbido de insectos saludando a la primavera, murmullo del arroyo destino de nieves...Para ser, en definitiva, un poco de magia nosotros también.

Como dice Xuan Bello de la camelia:

                           "...llenando de eternidad la fugacidad del instante."



                                                                                                        Rien Portvliet




jueves, 9 de abril de 2015

haiku


                                                 Flor de cerezo.
                                                 Se asoma a mi ventana
                                                 la primavera.


                                                                                               Hiroshi Yoshida


sábado, 4 de abril de 2015

Piensa el invierno


                               
                                    Piensa el invierno
                                    que no ha de volver.
                                    De ahí su golpear,
                                    tozudo.
                                    Últimamente,
                                    cuando me miro,
                                    veo el abandono
                                    que adorna un huerto
                                    olvidado.
                                    Mojado por lluvias
                                    que ya nada riegan.
                                    Helado de inviernos
                                    que nada prometen.
                                    Que son sólo eso:
                                    inviernos eternos,
                                    que nunca se irán.                                
                                    Últimamente,
                                    cuando me miro,
                                    sólo veo a un niño
                                    buscando recuerdos.
                                    Perdido en la niebla
                                    de sus pensamientos.
                                    Volviendo al pasado,
                                    soñando caminos,
                                    caminos inciertos                  
                                    de vuelta hacia ti.

miércoles, 1 de abril de 2015

Haiku


                         De rama en rama,

                         un gorrión dibujando

                         la primavera.

lunes, 30 de marzo de 2015

Cambio de planes



Pasamos de vernos bajo un paraguas, todo grises, violetas y azules, recorriendo un bulevar parisino, a estar peleando contra el frio que buena parte del año invade esta vieja casona. Cosas del destino.

Aunque se me pueda criticar, reconozco que el cambio no me disgusta.

Uno, que a veces presume de lo contrario, es de natural sencillo, y acaba claudicando antes frente al deshilarse de la niebla cuando se enmaraña en un pinar, al silencio roto por el viento cuando encuentra un hayedo en su camino o al murmullo perezoso del castaño de suelos y techos acomodándose al cambio de temperatura, que frente a todo el indudable encanto de la îlle de France.

Quedarán pendientes otros paseos. Otros Père Lachaises, Montparnasses o Montmartres.

Entre tanto, nos centraremos en conseguir calor de la salamandra, mientras nos dejamos llevar, en brazos de Cunqueiro, Xuan Bello y Seifert, tan lejos como el fuego y el sillón nos permitan, dejando atrás las riberas del Sena, sin abandonar este querido rincón envuelto por el humo azul de las chimeneas y por la incipiente primavera que, aunque tenue, ya empieza a brillar.


                                   

jueves, 26 de marzo de 2015

El lado fresco de la almohada





Leyendo a Julien Green encontré una cosa que, entre otras muchas, me gustó especialmente.
Cuenta Green que en una visita que le hizo a su amigo Jean Cocteau cuando éste estaba a punto de morir, se lo encontró postrado en la cama, al lado de una imagen de la Virgen, intentando asirse a su maltrecha fé.
Y en ese momento, momento que le enterneció, recordó algo que una vez le dijo el ahora moribundo autor:
" Dios es el lado fresco de la almohada "