martes, 27 de diciembre de 2016

Haiku


                Sobre el arroyo,

                la magia de la nieve

                se desvanece.

sábado, 24 de diciembre de 2016

Ya falta poco


Lo tengo casi preparado.

En el jardín, el sol, a punto de caer, enciende los troncos de los árboles. 

En sus ramas, como pequeñas perlas de cristal, las gotas de agua hacen que

la tarde brille como un tesoro.

Los pájaros, no sé por qué, están muy callados, como si esperasen algo, 

quizás  el Milagro.

El humo de la chimenéa se queda suspendido en el aire, enganchándose 

en las ramas. como una seda rasgada. Y nos envuelve como en un cuadro 

de Brueghel, como en un cuento de Jiménez Lozano.

Por ahora está todo listo.

Más tarde vendrán las risas de mis hijos, la emoción de los abuelos.

Se harán más presentes las ausencias.

Y brillarán las estrellas como nunca, llenando con su luz, intensa como recuerdo

de infancia, cada rincón de esta Nochebuena.




miércoles, 21 de diciembre de 2016

Haiku


                      La última rosa.

                      Tu risa entre la niebla.

                      Llegó el invierno.

lunes, 19 de diciembre de 2016

Recuerdo de un día de este año que se va



Lo que tienen estos paseos bajo las nubes, a esta hora en la que todo declina,

es una sensación de pertenencia humilde y, a la vez, de testigo único y fundamental

de la grandeza de la Creación.

A ambos lados del camino, sometidos por muros, pequeños muros de piedra, nos escoltaba

el amarillo de los rastrojos, más intenso aún bajo las nubes grises de plomo.

Dos amapolas, únicas supervivientes ya a estas alturas del año, nos acechaban inseguras, 

inciertas.

Una tizona, posada en una piedra, me trajo a la memoria aquella otra a la que cantó José 

Ignacio Foronda.

Hice un montón de fotos. Algunas, pocas, bonitas. 

A mitad de paseo, en un momento en que nos envolvió un silencio contemplativo,

ensimismado, mi hija me cogió del brazo, y así, con la sonrisa pintada, seguimos camino.




viernes, 16 de diciembre de 2016

Silencio



No acaba de irse este otoño,

enamorado de soles

ajenos, de otra estación.

No acaba de irse y dejarnos

promesas de nieve y silencio.

Mientras espero y te sueño,

dejo que Brahms me acompañe,

como me acompaña el fuego

de esta chimenea amiga,

refugio de tardes calladas,

dulces como vino añejo.

En el cuadro de Galano

nieva sobre el parque sueco.

Nieva sobre su silencio,

silencio blanco de invierno.

Silencio de libros viejos,

de cocinas de carbón,

de leña de ramas secas...

Silencio en el corazón.




                                 Miguel Galano, Nevando en Kungs-Parken, 2016
                                                                   oleo sobre lienzo, 81x116cm 





martes, 13 de diciembre de 2016

haiku



                             La última rosa

                             enciende la mañana.

                             Luces de otoño.







miércoles, 7 de diciembre de 2016

miércoles, 30 de noviembre de 2016

En una tarde de otoño, leyendo a Bobin


Enciendo la chimenea, una tarde de otoño herida por el frío.

En el jardín, los ocres anaranjados del liriodendro enmarcan el final de la estación, envuelto

todo en el canto monótono del carbonero.

El reloj de pared, con su tic-tac somnoliento, acompaña el crepitar del fuego, y tiene la

escena un no sé qué de alegoría, el tiempo que pasa, la leña que se consume...

La sorpresa de tres rosas blancas, que adornan con su nieve el ocaso de la luz que,

poco a poco, se desvanece.

Mientras escucho las Invenciones de Bach, abro un libro de Bobin y me encuentro con esto:

"Un gorrión habla: soy una miga de pan en la barba de Cristo, una brizna de su palabra

con la cual nutrir a la gente hasta el fin del mundo."

Y así, pienso, el otoño y el liriodendro, el carbonero, el fuego, las rosas, Bach, y hasta

el inexorable paso del tiempo, son también migas de pan en la barba de Cristo, que me

hablan y alimentan esta tarde, y cuyos restos, almacenados con amor en la memoria del

alma, alimentarán futuras tardes, quizás menos propicias.




martes, 29 de noviembre de 2016

Haiku de aquella tarde de verano


                   

                     Tarde de agosto.

                     El vuelo de una mosca.

                     Sueños de gato.


                       

                           

jueves, 24 de noviembre de 2016

Stoner





 

"En su tierna juventud, Stoner había pensado en el amor como en una manera de existir

absoluta a la que podría acceder si era afortunado; en su madurez había decidido

que era el cielo de una religión falsa hacia el que se debía mirar con sosegado

descreimiento, benévolo y crónico desprecio y vergonzante nostalgia. Ahora, a su mediana

edad, empezaba a entender que ni se trataba de un estado de gracia ni de una ilusión;

lo veía como un acto humano de conversión, una condición inventada y modificada, 

minuto a minuto y día a día, por la voluntad y la inteligencia del corazón."
                                                                                   
                                                                                              John Williams, Stoner (1965)

  


 

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Haiku

            
              Flores humildes

              que adornan los caminos.

               Así, la vida. 



jueves, 17 de noviembre de 2016

El libro de animales


En este día de nubes densas recuerdo la belleza de aquellas tardes oscuras de invierno,

 iluminadas por débiles bombillas anaranjadas -tres o cuatro veía desde la ventana donde se

dibujaba mi universo-, que más que iluminar daban cuerpo a la noche invernal.

Aquellas tardes llenas de tristeza por fuera, pero tan felices, tan cálidas por dentro.

La leña encendida, la radio lejana, y siempre a mi lado el ya viejo libro de animales.

Cerca del balcón, el frio de la calle se hacía notar, estiraba sus dedos.

Qué finos, entonces, los cristales.

Y qué lejos el miedo.









domingo, 13 de noviembre de 2016

Haiku


                            Las hojas secas

                            son los juguetes rotos

                            de una ilusión.

                            

                            

lunes, 7 de noviembre de 2016

Haiku


                          Color de otoño.

                          Por él dieron su vida

                          las hojas muertas.



martes, 25 de octubre de 2016


Pasear por la playa,

buscando fotos llenas de mar y de luz de otoño.

De otoños.

Llenar el tiempo con imágenes soñadas.

Nordeste.

El mar se llena de nieve.

La arena se difumina bajo el viento.

Cielo de gaviotas quietas y nubes de ausencia.




martes, 18 de octubre de 2016

Haiku


                                      

                             Sueño de Oriente.

                             Un martín pescador 

                             quiebra la aurora.


lunes, 10 de octubre de 2016

Haiku



                                 
                          Son las estrellas

                          mil ojos acechantes.

                          Noche en la jungla.




miércoles, 5 de octubre de 2016

Haiku


                           Una polilla

                           golpea la realidad

                           en mi ventana.


               

John le Carré


Me ha gustado esto de le Carré:

"Para el escritor de ficción, los hechos 

son la materia prima; no su guía, sino su 

instrumento, y su labor consiste en 

arrancarle música. La única verdad no 

reside en los hechos-si es que reside en 

algún sitio-, sino en los matices"





sábado, 24 de septiembre de 2016

Sueño traidor



Me gusta cuando me abrazas.

Cuando, sin venir a cuento,

me atacas por el pasillo.

Cuando me clavas las uñas

y me muerdes en el cuello.

Cuando me buscan tus ojos,

invadidos de deseo.

Cuando tus manos me encuentran,

una mañana temprano,

y me dejan sin aliento

tus besos apasionados.

Que me bañes en te quieros.

Que mientras duermes me sueñes,

y despierta me persigas.

Pero entonces amanece, 

y al traidor sueño abandono.

Y no soy más que un Ulises

que llega a casa vacía.

Sólo un telar olvidado

y el eco de un llanto antiguo.

Como un príncipe Bolkonsky

en las garras de la muerte,

soñando con su Natasha

y maldiciendo su suerte.

Y mi mano que te busca,

y que sólo encuentra ausencia.

Y afuera cantan los pájaros.

Y el invierno ya está cerca.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Una delicia de Ramón Gaya y Juan Ramón Jiménez


Ramón Gaya, en una carta a Guerrero Ruíz, sobre una visita suya a la casa del poeta:


"A cada momento Juan Ramón se levanta, se dirige al ventanal, me llama para enseñarme el cielo,

los cielos que pasan por allí.

-¿ Ve usted qué distinto éste del otro? Pues el más bonito de todos es el de las cinco y media - me 

dice con exactitud de jefe de ferrocarriles de los trenes sin retraso. Y pasa por delante de nosotros

un cielo rápido, lleno de vagones negros."


                           Del libro Cartas a sus amigos, Ramón Gaya, Ed. Pre-Textos





                                                              


lunes, 19 de septiembre de 2016

Haiku


                                                  Un año más,

                                                  esperando el otoño.

                                                  Y un año menos.




viernes, 9 de septiembre de 2016

Y qué se hará de los otoños sin Gracia Noriega...




Otoño y Luna llena 

Hemos entrado ya en el gran reino del otoño, tiempo de acogedoras lecturas
Entra el otoño con Luna llena: dos magias inexorables. Todos los meses hay Luna llena y todos los años hay otoño: lo mágico es que coinciden. La Luna anaranjada asciende detrás de la colina, rozando las copas de los árboles. Mi gato «Pelle» la contempla muy atento, sentado sobre las patas traseras. Está fascinado. Es un gato todavía cachorro, de grandes ojos de color de miel y grandes orejas, que descubre día a día las maravillas del mundo. Como es sabio (pues los gatos son sabios desde muy pequeños), procura no descubrirlo todo de golpe, para no darse cuenta demasiado pronto de la prosa de la vida. Pero la prosa es para otro tipo de personas, nunca para los gatos ni para los poetas, y el mundo jamás podrá ser prosaico mientras nos demos cuenta de que el otoño entre bajo la Luna llena. Y la Luna asciende alejándose de los árboles al trasluz hasta ocupar su lugar en el cielo y recobrar su color de marfil viejo. Luna, honor de la noche, exclamó, no menos fascinado, Fernando de Herrera. Aunque tratándose de la Luna y del otoño, es imprescindible acudir a Jules Laforgue:
La Lune se lève,
o route en grand rêve!
Todo está quieto en el valle a mis pies, y silencioso, y la niebla nocturna se extiende dejando ver tras sus jirones trozos de cielo. La aureola de la Luna ilumina la niebla como a un cristal opaco.
Hemos entrado ya en el gran reino del otoño, que se venía anunciando desde hace algún tiempo. El aire es más fino; la luz, dorada. Las hojas de los árboles empiezan a amarillear ligeramente por los bordes, algunas ya cayeron. Los primeros heraldos del otoño son los erizos de las castañas que ruedan por los caminos desde finales de agosto. Después empiezan a caer manzanas, dando a los caminos una nota de color. En los castaños caben varias tonalidades del verde: el verde oscuro de las hojas, el verde claro de los frutos. Ya estamos en otoño, pero todavía queda tiempo por delante para ver que «la Lune jaune de novembre luit dans le vapeur glacée des forêts». Es tiempo de acogedoras lecturas, de libros apropiados a la estación, como las monumentales y solemnes «Memorias de ultratumba» del Señor de Chateaubriand. Al atardecer se percibe un revuelo en los bosques y como mugido de vacas. No son vacas: es la berrea de los ciervos. No hace falta salir de casa para escuchar esos galanteos. Dentro de poco, los pájaros se agruparán en el cielo e iniciarán su marcha hacia el Sur. En el límite del bosque de Sorribas vemos dos corzos pastando. Se acercan jornadas de mucha actividad en la naturaleza. Como escribió Rilke:
«Señor, es tiempo. Enorme fue el verano.
Pon ya sobre el reloj de sol tu sombra
y deja suelto el viento en las llanuras».

                                                                           
                                                                                   José Ignacio Gracia Noriega


La Nueva España · 30 septiembre 2010







miércoles, 10 de agosto de 2016

Peregrino



Busco como un peregrino

el sepulcro de tus besos.

Se abandona en tu mirada

el regreso de un recuerdo.


Pero sólo encuentro ausencias.


Miro al cielo y es de noche.

Se desdibuja el camino.

Ya no me alumbran tus ojos.

Y se apagan las estrellas


viernes, 5 de agosto de 2016

Haiku


En la ventana.

Un día más me deslumbran

las mismas cosas.


                          
   

martes, 12 de julio de 2016

Keizersgrachtcanal


Veo cómo pasan, desde mi ventana,

las barcazas por el Keizersgrachtcanal.

Me asalta, como un pensamiento hermoso,

toda la felicidad de la ausencia.

Se oyen las voces, canciones y gritos

de unos americanos celebrando

el cuatro de julio, aquí, sobre el canal.

Con el viento llegan las campanadas

de la Westerkerk, que todo lo envuelven.

Tan lejos de casa, en la ciudad de Amsterdam.




martes, 28 de junio de 2016

Juegos peligrosos


Dicen que está nevando
en las cumbres cercanas,
que llega una borrasca 
con viento del noroeste.
Algo bastante raro,
tratándose de junio.
Es cierto que aún, de noche,
el frío se hace sentir, y
la lluvia finge otoños.
En el jardín, los pájaros
se miran con inquietud,
su canto contenido,
con un deje de ausencia,
también de incertidumbre.

Camino entre los árboles,
esperando a las nubes.
Dejo que el tiempo huya,
disuelto en el aroma
de los viejos rosales.

Hay juegos peligrosos,
y la melancolía
no lo es menos. A poco
que te descuides, puedes
acabar como el viejo
Demócrito, solo que
sin nada que contar.

Paseo por el jardín
junto a todos mis miedos.
Y de pronto, la lluvia.

Y con ella el silencio.

jueves, 23 de junio de 2016

En un cuadro de Javier del Rio


En el cuadro, los perfiles blancos nos

van descubriendo fantasmas dormidos.

La noche envuelve la plaza y los ecos,

entre la niebla, de pasos perdidos.

Sale de las casas una luz antigua,

como esa que nos cobijaba entonces.

Y el árbol, pelado y pálido de inviernos,

recuerda nuestro lugar en el mundo.

Yo veo una noche de aquellas

en que lo real se fundía con los sueños.

Yo veo regresos a casa, trabajos

tardíos y cansados, ruido de llaves,

besos de buenas noches, abrazos.

Cocinas blancas preparando cenas,

y también tertulias de sobremesa.

Brilla la calle de mares y lluvias.

Siempre llueve en los recuerdos de infancia.

Noche azul que pintó Javier del Rio,

donde me escondo esta noche tan larga.



                                          




martes, 21 de junio de 2016

De Juan Manuel Bonet a Miguel Galano, pasando por Cornión




La verdad es que ha sido un lujo poder contar con Juan Manuel Bonet y con Miguel Galano, rodeados por la obra de éste, en el marco de la Galería Cornión.

A Bonet, cuando le escuchamos, a parte del inmenso placer que supone su constante y apasionada enseñanza y maestría, nos abruma un terrorífico y vertiginoso sentir de que, por mucho que fuera el tiempo que la vida se empeñase en regalarnos, nos sería imposible llegar a tener tantos conocimientos como los que se le adivinan en una pequeña charla como la de ayer.

Vino a presentarnos un libro que fue concebido y alumbrado, tras no pocas vicisitudes, en Cornión, con un período de gestación de diez años. La obra definitiva sobre Galano.
Un libro hermosísimamente editado por Nicolás Egido, de Hércules Astur.

 




Nos habló de los inicios, de los 80; de Rothko, de Bacon, de Morandi; de Praga, Cracovia, Dinamarca...,del romanticismo del norte; de Tapia, de luces y sombras, de acantilados entre brumas inmersos en la noche; de flores misteriosas y retratos obsesivos; de casas solitarias, abandonadas...; de metafísica. Del mar...

Nos habló de belleza. Nos habló de arte.

Nos habló de Miguel Galano.




                                        El pintor. A su lado, el maravilloso Nevando en Kungs-Parken
                                    

viernes, 17 de junio de 2016

Haiku


La lluvia y el sol

juegan al escondite.

Tarde de junio.



                                                      Evening Rain at Tadasugawara, Hiroshige Ando

jueves, 16 de junio de 2016

Contigo


Un poema de Jesús Munárriz


¿Alguna vez seré un señor mayor?

me preguntaba a veces

siendo joven,

sin verme en el papel.


Ahora que para ellas ya lo soy

-mejor así, en la parra

el zorro susurraba-,

ahora que ni me huyen ni les tiento,

ante ellas sí me veo en el papel.


Pero contigo, amor, con quien comparto

tanto bueno y tan poco

un poco menos bueno,

contigo que me haces

no ya feliz sino incluso posible,

contigo es imposible

sentirse el tal señor.


Contigo es imposible

no ser joven.





 

jueves, 9 de junio de 2016

Haiku



Salgo al jardín.

Un día más, me da sombra

el mismo árbol.



                                                                           Jiro Taniguchi, El caminante

martes, 7 de junio de 2016

Haiku


Cantan los grillos.

En lo alto, las luciérnagas.

Y el viejo estanque.



                                                                Matthew Meyer, Stars over Ono

jueves, 2 de junio de 2016

Tren a París


 
               (Recordando aquel viaje a París, con mi hija, dejando de ser niña...) 





 TREN A PARÍS

 
Miras por la ventana,

gris de sueño y tiempo,

en un tren nocturno

que nos lleva a París.

Todavía en tu cabeza

vivos todos los sueños,

y yo soy rey consorte,

aún , de tus pensamientos.

Pero ya empiezas a ver

tu propia realidad,

que se aleja de mí

como este tren fantasma

que hacia París nos lleva,

en un viaje que es

principio y final

de todas las cosas.

                       


 

miércoles, 1 de junio de 2016

Dos poemas de Jane Kenyon






DE OTRA MANERA



Me levanté de la cama
con dos piernas fuertes.
Podría haber sido
de otra manera. Comí
cereal, leche
dulce, un melocotón
maduro, perfecto. Podría
haber sido de otra manera.
Llevé al perro cuesta arriba
al bosque de abedules.
Toda la mañana hice
el trabajo que me gusta.

Al mediodía me acosté
con mi compañero. Podría
haber sido de otra manera.
Cenamos juntos
en una mesa con candelabros
de plata. Podría 
haber sido de otra manera.
Dormí en una cama
en una alcoba con cuadros
en la pared
y planeé otro día
exactamente igual a éste.
Pero un día, lo sé,
será de otra manera.






FARAÓN


"El futuro no es lo que solía ser"
dijo el sabio de los Yankees de New York
mientras machacaba su guante de béisbol, dispersando
el rojo polvo del cuadrángulo
en el aire del atardecer chillonamente iluminado.

Grandes manos. Los hombres con grandes manos
hacen que ocurran cosas. Cuando
le pregunté al cirujano de qué tamaño era tu tumor,
exhibió el sólido puño
con el anillo de su promoción.

De vuelta a casa, vivimos tan cautelosamente como
     dos extraños.
Las cosas no van bien: El roce duele, la comida
sabe mal. Incluso la amabilidad de los amigos
se convierte en una carga; sus flores nos entristecen,
tantas y tan hermosas.

Me despierto en la noche y veo
tu cuerpo disminuido yaciendo junto a mí:
tú, boca arriba, como un sarcófago
con tus pies que sostienen la colcha...
Las cosas que podrías necesitar en la próxima
vida te rodeaban - tu peine y tus gafas,
agua, un libro y una pluma.






viernes, 27 de mayo de 2016

Silencio de nieve


El sol parece haberse cansado de tanta elocuencia.

Sobre la loma que oculta el mar, invisible desde mi ventana, comienzan a asomarse

las nubes.

Canta un petirrojo, y en su voz imagino un deje de tristeza, de esperanzas truncadas,

de desilusión.

Se esperan lluvias para esta tarde. No durarán mucho. Uno o dos días de melancólica

belleza, de verdes y grises mezclándose en un lienzo que pintará la primavera.

Las primeras gotas sonarán a nieve, a su silencio, a su sorpresa.

Las siguientes serán algarabía, como tropel de niños al salir de clase.

Y así hasta que se vacíen las nubes, y por un instante, todo vuelva a ser sorpresa, silencio

de nieve.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Haiku


                                     Las golondrinas

                                     escriben con su vuelo

                                     versos antiguos.




                                   Foto: Bernard Plossu

jueves, 19 de mayo de 2016

Sobre la mesa



Sobre la mesa

un guerrero danzante,

un cocodrilo expectante,

una caracola donde,

según el día,

puedo oir el mar,

el viento en un pinar

o tu voz, perdida

en el tiempo.

También un viejo reloj,

que mi abuela usaba 

entonces. Un invierno 

de estos dejó de sonar.

Hoy es un día de viento,

de nubes grises,

de lluvia.

Mientras una mosca

golpea,

una y otra vez,

contra el cristal,

me pregunto

qué dejaré yo,

cuando me vaya,

sobre la mesa.



                            

martes, 17 de mayo de 2016

Huecos vacíos


Las golondrinas.

El castaño de indias.

Una mesa de piedra

bajo una lluvia 

de ausencias.

Los ecos lejanos

de una partida

de dominó.

Vuelves,

una y otra vez,

a este jardín umbrío

al que llamas memoria,

huecos vacíos

que un día

ocupó tu infancia.

En esta mañana de lunes

que se adivina hermosa,

el sol,

con su mirada indiscreta,

se cuela por el balcón.

Con trazo sencillo dibuja 

perfiles de vida callada:

lomos de libros viejos,

la antigua radio,

la vieja habitación.

Volveré a esta mañana

algún día, hueco vacío

en mi alma.

No ha de ser otra cosa,

la vida:

un ir dejando huecos,

y que otros,

- su amor, su memoria -

los vayan llenando.



jueves, 12 de mayo de 2016

Cabreo ripioso


Empieza a ser una lata

meter constantemente la pata.

Aunque no sé si soy yo

o es la pata

la que se mete o se deja

meter.

Memoria de la lluvia, de aquellas tardes


Llueve.

En la calle, el agua corre por el arcén, llevándose con ella los restos del domingo.

En el cristal de la ventana, tras los visillos, las gotas van cayendo como cae la luz

a esa hora, aún temprana.

Los últimos vecinos se van retirando, dejando caer el telón en esta tarde de invierno,

que se apaga como una pasión, dulce y lánguidamente.

A mi lado, sobre la mesa camilla, iluminada por la lámpara roja, la litografía tan triste:

el niño, el perro, la soledad...

La farmacia parece dormida. Como el pueblo. Como la tarde.

Y yo, la cabeza pegada al cristal, sigo disfrutando de la belleza de la lluvia, de las luces

de la calle que comienzan a encenderse, mientras se apaga la tarde, y todo parece

un poema de Bernabé Herrero, de Fortún, de González-Blanco...

Aunque yo esto, entonces, no lo sabía.




martes, 3 de mayo de 2016

La música del tiempo


Te miro dormir.

Afuera, el frío nordeste

descubre un cielo azul,

profundo y hermoso

como el océano.

Dentro de poco,

las hojas nuevas

traerán la sombra,

y con ella el sosiego,

envolviendo las mañanas

con papel de regalo.

Las torcaces, siempre fieles,

volverán a intentar la cría,

su nido meciéndose al viento

en lo más alto del cedro.

Volverán también los rosales,

con su aroma de infancia,

a pintar de colores

las tardes serenas.

Y será en esas tardes

cuando el eco de sus risas

adorne aún más

la primavera.

Cierro los ojos y escucho

la música del tiempo.




jueves, 28 de abril de 2016

Poema del miedo de aquellas noches


El temor insondable, el miedo alucinante,

que se esconde en los ojos,

en los oídos de un niño.

Adivino entre las sombras fantasmas burlones,

mientras el frío se cierne

sobre los brazos desnudos.

Y los pasos,

siempre los pasos,

cuando ya todos duermen,

que vienen, se acercan,

escaleras arriba,

despacio, firmes, seguros...

Y el sudor,

y las lágrimas,

y la noche, que es tan larga,

que no acaba nunca...




                              Dibujo de Xohán Ledo para el cuento "O Lordanas",
                              en la primera edición de "A lus do candil", de Anxel Fole.


lunes, 25 de abril de 2016

Haiku para Robert Walser




Un paseante,

caminando hacia el origen

sobre la nieve.




                            

                                                                                       Robert Walser,  Pelayo Ortega

jueves, 21 de abril de 2016

Cuentos de invierno


Hoy me he acordado de aquellas noches. Dejad que os cuente.

Veréis...Lo primero, situaos: un pueblo pequeño. Más pequeño. Pequeñísimo. 

Provincia de León. Hacia la montaña. Mil metros de altitud. Una noche de invierno, un mes 

cualquiera; pero de invierno, eso sí, porque la temperatura bajaba de los cinco grados

bajo cero, y porque los lobos, buscando presas fáciles, se hacían sentir a escasos

metros de la casa.

Pues esas noches eran mágicas.

Las cenas eran sencillas, el calor de la cocina nos envolvía...Recuerdo el sonido de la

pala al cargar el carbón...

Nos juntábamos muchos a la mesa: tíos, primos, amigos...

Cenábamos rápido, muy rápido, porque lo que esperábamos con ansiedad era el

momento de recoger la cocina. Entonces daba comienzo el milagro de las historias: cuentos

y memorias, mitad vividas, mitad soñadas, sobre nohes de inviernos interminables, 

jornadas de caza  dignas de una novela rusa, sobre frío, mucho frío. Y sobre lobos.

Muchos lobos.

¿Os imagináis lo hermoso, lo absolutamente extraordinario que era para unos niños, al fin y

al cabo de ciudad, escuchar una historia sobre lobos y acto seguido salir a la carrera al

patio para, arropados aún por el misterio, por aquel hermoso miedo infantil, dejarnos

envolver por los sobrecogedores aullidos que llenaban la noche?

Mientras, la chimenea consumía los tuérganos de brezo, y el reloj centenario  daba las

horas, avisándonos de lo poco que quedaba para que todo aquello fuera sólo un recuerdo,

una nostalgia feliz en forma de noche gélida, llena de estrellas, atravesada de lado a lado

por las luces de un tren que pasaba veloz, como la infancia, para no volver.






miércoles, 20 de abril de 2016

Te espero leyendo...


Te espero leyendo

unos poemas de Jane Kenyon.

El agua de la ducha

suena como un torrente

deslizándose sobre tu cuerpo.

Afuera llueve,

en esta primavera aún dormida.

En el jardín,

la camelia se apaga,

diciendo adiós al invierno.

Y así va naciendo el día,

con esa falsa apariencia

de seguridad, de permanencia,

con esa aparentemente eterna

calma de lo cotidiano.

No pretender más emoción

que la sorpresa de un carbonero

entre las ramas del cedro,

el descubrimiento

de una nueva flor

en el manzano,

el temblor

de una gota de agua

deslizándose,

fugitiva,

sobre tu cuello.


miércoles, 13 de abril de 2016

En la muerte de Lars Gustafsson

Ha muerto Lars Gustafsson. Como homenaje, un poema, del que su traductor, Hilario Barrero, dice que enamora.

Y es cierto. A mí me ha pasado.




                                  La calma en el mundo anterior a  Bach


Tuvo que existir un mundo anterior

a la Sonata a trío en re menor, un mundo anterior a la Partita en la menor,

pero qué clase de mundo?

Una Europa de vastos espacios vacíos, sin sonido,

por todas partes instrumentos dormidos

a través de cuyas teclas la Ofrenda Musical, El clave bien temperado

jamás pasaron.

Iglesias aisladas

donde el verso de la soprano en la Pasión

nunca se entrelazó  en desamparado amor

con los suaves movimientos de la flauta,

paisajes anchos y suaves

donde nada rompe la calma

sino las hachas de los viejos leñadores,

los sanos ladridos de fuertes perros en invierno

y, como una campana, los patines que muerden el hielo fresco;

las golondrinas que chillan en el aire estival,

la caracola que resuena en los oídos de un niño

y en ninguna parte Bach, en ninguna parte Bach,

el mundo en una calma de patinador  antes de Bach. 
                               

                                                              (Trad. Hilario Barrero)





 

lunes, 11 de abril de 2016

Recuerdos del paraíso (II)


Tengo cuatro años.

Esta mañana, el pueblo aparece como un Castroforte de Baralla cualquiera, flotando

entre la nada.

Una nada blanca, absoluta, terrorífica y hermosa a la vez.

Sólo los balcones destacan entre el blanco de las casas y la nada.

Una nada fría, húmeda, poderosa.

El rojo de mi impermeable rompe el blanco de la nieve, como la sangre de un

pájaro abatido.

Es mi primera nevada.

Mi primer gran silencio.

jueves, 7 de abril de 2016

Recuerdos del paraíso (I)


Una mañana de sol, de verano.

La luz se filtra entre las hojas del castaño, el aire saturado por el aroma de los higos que,

lentamente, se pudren en el suelo.  

Escarbo en la tierra, en el jardín. Conmigo está una niña, algo mayor que yo.

Me dice que si sigo cavando, pronto llegaré al infierno.

Aunque continúo, lo hago cada vez más despacio, hasta que dejo de hacerlo, asustado, pues

empiezo a adivinar a Satanás, allá en el fondo.

Ha pasado mucho tiempo ya, he excavado muchos túneles, y él sigue acechando.

La lucha continúa. 

lunes, 4 de abril de 2016

Hay que partir



Leo Los Papeles de Aspern mientras el sol despunta tras La Salute, en la terraza del Bauer.

Las aguas del Gran Canal golpean quedamente en los escalones de piedra del 

embarcadero.

A pocos metros, aguas arriba, reposa el palazzo donde Sebastian Flyte y Charles Ryder 

pasaron unos días, aquel verano, en Venecia.

En frente, aún se escuchan los pasos de Ezra Pound, paseando su silencio por Dorsoduro.

Las campanas vecinas de San Marco anuncian la Resurrección. Su música se une al 

incesante clamor de las gaviotas.

Hay que partir

La estela de una góndola dibuja el destino del viajero, que se va desviando lentamente,

hasta ir a morir sobre los escalones de piedra, entre las algas, en un silencio ahogado. 



                                         Intenté escribir el Paraíso
 

                                         No te muevas
         

                                                   Deja que hable el viento
                  

                                                                       Ese es el Paraíso.
 

                                         Que los dioses perdonen 

                                                                       lo que he hecho

                                         Que aquellos a quienes amo intenten perdonar
          

                                                                       lo que he hecho.

                                                                                 Ezra Pound, Canto CXX