miércoles, 29 de diciembre de 2010



Por una serie de decisiones,acertadas o no,nos fuimos a pasar la Navidad a Magaz de Cepeda.
Siempre sorprende el frío que puede llegar a hacer allí.




La condensación producida durante la noche en las ventanas se tornó en hielo al amanecer.





Paseo por el monte,con la sorpresa de dos corzos dejándose ver con un cierto grado de exhibicionismo.
Subida a las peñas de Gomas,un mito de nuestra niñez,cada vez más pequeñas a medida que van pasando los años.
No consigo evitar la sensación de tristeza que me produce este pueblo desde que él se fué.El vacío que dejó tras su marcha ha sido imposible de llenar,dejando en nuestros corazones la mayor de las heladas.




Constatar que el tiempo sigue su curso imparable,cosa que hace con una dolorosa rapidez.

lunes, 20 de diciembre de 2010



Hoy ha venido a visitarme,
en forma de lluvia,la infancia.
A mi ventana trajo el recuerdo
de aquellas tardes calladas:
tras los visillos blancos
sólo las horas pasaban;
tristes coches calle abajo,
el agua en regueros de plata.

Del asombro del sentir
pocas cosas me sacaban.
Quizás una,dos personas;
el batir de la puerta,
el cerrar de un paragüas.
Fugaces gotas de lluvia
en el suelo de la farmacia.

Era invierno.Siempre invierno.Olía a tinta china y a medicamento.A madera y a brasero.
La nariz pegada al cristal,mirando la lluvia correr hacia la noche.
El viejo libro de animales,ya viejo entonces,el teléfono negro,farmacopeas misteriosas,la mesa,enorme,cual barco varado en mitad de un sueño.
Tardes oscuras y frías.Tan lejanas ya.
Mi arcadia perdida.