martes, 11 de octubre de 2011

A Félix Romeo,tan lejos ya.

"Tu muerte fue una bendición para mí: no habría vuelto a escribir si tú hubieras seguido vivo. No paro de pensar que tu muerte es un siniestro crimen perfecto con un único beneficiario: yo. No te induje. Yo quería que te repusieras, que abandonaras esa tristeza, que a mí me parecía totalmente autoimpuesta, ridícula.

No siempre he pensado que tu muerte fue el crimen perfecto. Realmente, sólo fui consciente de ese crimen hace ocho años. Soñé que habías regresado. `He estado dando una vuelta por ahí", decías con una sonrisa en la cara. Me sentía fatal, notaba cómo todo se desmoronaba.

Todos los días te presentas como mi mayor culpa, la que me convierte en tu asesino.

Siempre he tenido un gran sentimiento de culpa. Si hubiera alguna forma de extraer la culpa de mi cabeza, la utilizaría.

Bizén y yo hablábamos de ti, tratábamos de componer un imposible cuadro en el que todavía seguías vivo.

Tu ausencia no resultaba tan terrible. Sentía que había sufrido demasiado contigo. Había representado contigo un absurdo papel de hermano mayor, que rechazabas a medias y aceptabas a medias. No te negabas a que ejerciera una especie de tutoría literaria, que consistía básicamente en presionarte para que escribieras, para que hicieras crítica de libros, para que comenzaras esa cosa estúpida de la carrera literaria, pero renunciabas a cualquier otra defensa que quisiera o pudiera proporcionarte. A cualquier consuelo."



Amarillo,Félix Romeo