miércoles, 30 de diciembre de 2015

Crepúsculos. Infancias.


Me asomo a la ventana y veo cómo, lentamente,  se va encendiendo la noche.

Mientras suena un nocturno de Chopin, se duermen, perdiéndose en el crepúsculo, los contornos de este día que ya fue, y que será un recuerdo, una ilusión, un sueño.

Así esa infancia que, agazapada en los rincones, aún habita esta casa y, tímida, se asoma, cuando todos duermen, a los desvanes del tiempo.




Bajo el hayedo


Bajo el hayedo era el silencio.

Lecho de hojas secas.

La soledad.

Pero ha vuelto la lluvia.

Y su canción serena.

El brillo en los tejados.

El liquen. El tiempo.

La música callada.

Y tu recuedo.

Y luego, otra vez, el silencio.


lunes, 28 de diciembre de 2015

Un golpe de silencio



    Un golpe de silencio

    dibuja esta mañana

    de invierno.


    Los rosales,

    rendidos al frio rumor

    del viento,

    languidecen.


    Se apaga

    el canto dorado

    del otoño.


    Entre la niebla,

    sólo asoma

    el rugir lejano

    de un mar gris

    de plomo.


    Mientras escribo,

    veo caer, 

    como el llanto,

    las últimas hojas

    del roble,

    deslizándose

    suavemente

    al abrazo del olvido,

    hermosas

    en su sinsentido,

    como la nieve

    de Cummings.


    Entonces,

    te asomas a la puerta,

    y tu mirada,

    callada y serena,

    es un abrazo

    cálido y cierto.


    Y cuando tus ojos

    me alcanzan,

    con el color y la dulzura

    de un tarro de miel,

    la mañana  se envuelve

    en papel

    de regalo.


    Afuera, 

    el discurrir del mundo

    se hace misterio.


    Está tan quieto 

    el invierno

    que temo dejarlo

    atrás.







jueves, 24 de diciembre de 2015

Feliz Navidad con Mona



Mi amiga Mona, que es un pedazo de artista (búsquenla,escúchenla, compren sus discos....ya me lo
agradeceran...), nos ha felicitado la Navidad con esta preciosidad que, con su permiso, quiero traer a
este sitio para felicitar a todos los que se dejan caer por aquí.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Una cosa preciosa que ha escrito mi mujer sobre mi amigo Miguel Mingotes


Esto es lo que dice mi chica favorita del trabajo, de la poesía, de Miguel Mingotes. De "toda la belleza del mundo", que tenemos tan cerca, pero que muchas veces no sabemos apreciar...Y es entonces cuando Miguel, con su poética de la sencillez, con su mirada ensimismada en la belleza de lo cotidiano, nos espabila, nos hace un poco más sabios, nos hace un poco más felices... :

"Entre todes les costumbres que aprendí de mi padre, la que no voy a poder nunca quitame de encima ye la de leer El Comercio. Cuando murió Carantoña dejónos algo solos, ye verdá. Pero luego vino esti neñu Mingotes los sábados y a mí devolvióme la esperanza. En la gente en general, y en los playos en particular. Eso sí, paladar finu o foriatos muy sabanaos en les Carolines..."



viernes, 18 de diciembre de 2015

Leyendo a Lea



He leído a Lea.

He llorado y he reído. Me he emocionado. He tenido miedo. He sido valiente. He soñado. Me invadió el pesimismo. Y el optimismo. He aprendido. He disfrutado. Y he amado.

Todo esto, y más,  paseando por el jardín de Lea Vélez. No sé a qué esperan.



                                                          

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Haiku



                                     Soplaba el viento,

                                     despeinando el silencio

                                     en los árboles.



                                                                                          foto: Bernard Plossu

martes, 15 de diciembre de 2015

Azorín, una lección



Me ha gustado mucho esto que le leí a Azorín, ayer, en esa maravilla que son "Las confesiones de un pequeño filósofo":


"He de decirlo, aunque no he pasado por este mal: ¿sabéis lo que es maltratar a un niño? Yo quiero que huyáis de estos actos como de una tentación ominosa. Cuando hacéis con la violencia derramar las primeras lágrimas a un niño, ya habéis puesto en su espíritu la ira, la tristeza, la envidia, la venganza, la hipocresía.... Y entonces, con estos llantos, con estas explosiones dolorosas de sollozos y de gemidos, desaparece para siempre la visión riente e ingenua de la vida, y se disuelve, poco a poco, inexorablemente, aquella secreta e inefable comunidad espiritual que debe haber entre los que nos han puesto en el mundo y nosotros los que venimos a continuar, amorosamente, sus personas y sus ideas."







domingo, 13 de diciembre de 2015

viernes, 11 de diciembre de 2015

De tu ausencia


Y te espero todo el tiempo.

Y te siento en cada esquina.

Y te sueño en mi deseo.

Y te lloro en mi agonía.

Y te pierdo en el vacío

que dibujas en mi vida.

Y te busco en la distancia

de tu falsa cercanía.

Y qué cansado estoy

de fingir que soy distinto,

que no me duele tu ausencia,

que todo me da lo mismo.



miércoles, 9 de diciembre de 2015

Mañana de diciembre



Y aquí estoy,

Una mañana de domingo,

diciembre.

y muy temprano, además.

Peleando con la chimenea,

combatiendo al frío

que invade cada esquina

de esta casa.



Me acompañan

los sueños vacíos

de cuatro borrachos.

Y el canto de un gallo,

en apariencia

muy metido

en su papel.



Tengo a mano

a Thomas Merton,

a Dante y a Pla.

Y un poemario

de Moya Cannon,

irlandesa que desconozco,

pero que me habla

de las aves, del invierno,

de barcos y caracolas.

Debería de bastarme.



El graznar de unos cuervos

se cuela en la habitación,

envolviendo la mañana

en un no sé qué

de invierno antiguo.

Mientras,

se apagan las farolas,

y pasa fugaz,

perdiéndose en la niebla,

el ladrido feliz

de unos sabuesos.



Mirándolo bien,

a pesar del frío,

del sueño

y de la hora temprana,

no es mala manera

de empezar el día.







viernes, 4 de diciembre de 2015

Haiku


                                             Mi gato caza

                                             ilusiones dormidas

                                             todas las noches.



jueves, 3 de diciembre de 2015

Cuando acabé Guerra y paz


Cuando acabé Guerra y paz,

el otoño tocaba a su fin.

En el jardín,

sólo el liriodendro seguía vestido,

y su túnica dorada,

en soledad,

resplandecía.

El frío intenso dibujaba

en tus ojos

paisajes de hielo.

Y yo buscaba caminos inciertos

donde la nieve

no tapase tus huellas.

Atrás quedó Borodinó.

Y Waterloo.

Qué lejos ya los bailes,

teatros y galanteos.

La caza del lobo.

El fuego arrasando Moscú.

Los ojos de Natasha.

Y tanta muerte inútil,

¿verdad, dulce Petia?

El día que acabé Guerra y paz

nos cayó encima el invierno.

Y con él, la nieve y la noche.

Y tanto, tanto silencio.