lunes, 7 de junio de 2010



El otro día,visita relámpago a Bilbao.Mis ojos favoritos se llenaron de Rousseau.



Aunque donde más disfrutaron fue en medio de los ecos oxidados de "La materia del tiempo"




Mis ojos favoritos.Al fondo,Rothko.

martes, 1 de junio de 2010

Santo Estevo

.
Por fin se nos logró y nos escapamos.
El monasterio,según cuenta Otero Pedrayo en su "Guía de Galicia",a finales de los 40 se estaba cayendo a pedazos.Parece que data del siglo X,cuando se retiraron en el lugar nueve obispos santos;de ahí las nueve mitras de su escudo.
Se integra en la Congregación de S.Benito de Valladolid en 1499.


Decía que se caía a pedazos, hasta que llegó D.Manuel,lo rehabilitó y lo incorporó a la red de Paradores Nacionales.
Buena comida y buena bebida,pero lo mejor de todo,el fantástico enclave natural del monasterio.Un barco anclado pesadamente en un mar de castaños y robles,del verde más intenso que he visto últimamente.


Los patios interiores,aunque reconstruidos en gran parte a lo largo de los siglos,conservan una gran belleza, y una cierta atmósfera de recogimiento parece no querer abandonar el lugar.



Para completar el viaje nos acercamos a Orense,ciudad provinciana en el mejor sentido de la palabra.De esta ciudad decía Vicente Risco,allá en 1961,en su hermosísimo "Libro de las Horas",algo que,afortunadamente,es aplicable al día y a la hora en que el eco de nuestros pasos nos acompañaron por sus calles:

"Está bien la villa en la hora de la siesta,en la hora en que sólo una mujer pasa por la calle larga,en que las comadres se sientan en las escaleras de las casas,a comentar los pequeños sucesos,en forma lamentosa o regocijada,en que sólo los campanarios se levantan bañados de sol sobre la calle en sombra,en que todo se envuelve en un calmado silencio y un aire quieto y tibio que da sueño"



Lo único en lo que no coincidimos con Risco fue en los tremendos 42ºC que tuvimos que soportar,eso sí,estoicamente.