lunes, 23 de noviembre de 2015

Hoy me acordé de la casa


Aquella casa esconde la primavera de mi infancia.

Traspasabas la puerta azul y el perfume de la madreselva, que cubría parcialmente el patio, te abrazaba como si te hubiera echado mucho de menos.

Todo allí era distinto.

Entre cuadros de Foujita, que el pintor ofrecía, en los años veinte, como pago del alquiler en su pensión parisina,la mirada se paseaba como por un país extranjero.

Y el tiempo discurría despacio, ajeno, y uno sentía que estaba muy, muy cerca de descubrir el misterio de la felicidad.

Supongo que todos tenemos nuestro propio jardín de los Finzi-Contini.




                                                                         Autoportrait dans l´atelier, Leonard Foujita



jueves, 19 de noviembre de 2015

Si no estás a mi lado



Y bien mirado,
¿Qué me puede pasar
cuando no estés a mi lado?

No volveré a tener miedo
a que me dejes sólo.

No hará falta recordar
tantas cosas que contarte.

Y las puestas de sol
ya no serán necesarias.

Mirar el mar
carecerá de importancia.

El invierno sólo será
una incómoda estación.

Podré mirar cómo las ramas
del cedro
se mecen al viento,
una tarde de junio,
y no tendré que contártelo.

No será necesario
reconocer el canto extraviado
del carbonero.

O el dibujo del azor cuando,
alto en lo más alto,
se cierne sobre el silencio.

Ya no será necesaria
tanta belleza.

Ni la poesía.

Ya nada será necesario.


martes, 17 de noviembre de 2015

Otra tarde de domingo



Enciendes la chimenea.
Tu gato te acompaña en el sofá. En tus manos, la "Obra suspendida", de Waugh.
Los niños están terminando sus deberes, mientras la recta final de esta tarde de domingo toca a su fin.
Cada vez duran menos. Los domingos.

Hoy, el mar reinaba absolutamente sobre la tarde húmeda y gris. Sólo las gaviotas parecían mantenerse al margen, sobrevolando su majestuosa belleza.
Qué hermoso se nos mostraba el horizonte, tentador, misterioso, mientras apurábamos el café, la mirada perdida, dormida en sueños.

En el autorretrato en la ventana, Pelayo Ortega observa el pasar bajo la lluvia del paseante solitario, paragüas en ristre, capeando el temporal. Así nosotros, paseantes solitarios en la tarde de domingo que es la vida, la mirada baja, el paso firme.

Los ronquidos del gato me sacan de mis ensoñaciones y vuelvo la vista hacia el fuego amigo.
Las llamas ascienden, chimenea arriba, llevándose, mezclados con el humo, los recuerdos humildes, los pensamientos intrascendentes de un domingo cualquiera.




jueves, 12 de noviembre de 2015

Brillaba el suelo...


Brillaba el suelo,
prolongando en un dibujo alucinado
las piernas de los paseantes,
todo lluvia, otoño, blanco y negro.

Las miradas se cruzaban, tímidas,
compartiendo el asombro y el miedo.

Olas cargadas con el peso de los siglos,
chocaban inmisericordes
contra tanto sentimiento dormido.

Cansado de luchar contra el temporal,
vencido,
vuelvo contigo a casa. Y cierro los ojos,
y me duermo a tu lado, malherido.
Soñando con todos los colores
que envuelven tu misterio y el mío.


martes, 10 de noviembre de 2015

Pasan ya de las seis...


Pasan ya de las seis
en esta tarde de sábado.
Se va apagando octubre,
y a tu lado,
dejo que las llamas consuman
viejos troncos de castaño.
Afuera, el viento sur
confunde,
nos trae un falso verano.
Pero el aire huele a bosque,
a castañas asadas.
Columnas de humo
abandonan
los tejados de pizarra.
Y mientras te abrazo,
tu mirada se viste de invierno.
De noche de invierno
estrellada.




                                                                                                          Rien Poortvliet


domingo, 8 de noviembre de 2015

Mañana de noviembre


En medio de este concierto de trinos y zumbidos, envuelto por el aroma de la hierba fresca que me regala esta veraniega brisa de noviembre, veo cómo se va desperezando la mañana.

Mientras, del convento cercano vienen volando, como palomas mensajeras, las campanadas que anuncian la hora del Ángelus.

Quedarse así, quieto y callado, con la esperanza de que todo pueda seguir siendo tan sencillo, tan hermoso.
Sin esperar nada, sin desear nada.





miércoles, 4 de noviembre de 2015

Certezas


Hay señales
que convierten
impresiones
en certezas.
Nubes negras
que se asoman
a la noche
de tus sueños.
Niños tristes
que se agarran
a la imagen de
un recuerdo.
El silencio
que acompaña
la promesa
de la nieve.
Un reloj
que da las horas
enterradas
en la infancia.
Certezas que
van surgiendo
como tormentas
del alma, 
como rugido
del viento.
Así mis ojos
se apagan
cuando lloro
por tu ausencia.
Cuando dibujan
mis lágrimas
la certeza
de la pérdida.