lunes, 28 de diciembre de 2015

Un golpe de silencio



    Un golpe de silencio

    dibuja esta mañana

    de invierno.


    Los rosales,

    rendidos al frio rumor

    del viento,

    languidecen.


    Se apaga

    el canto dorado

    del otoño.


    Entre la niebla,

    sólo asoma

    el rugir lejano

    de un mar gris

    de plomo.


    Mientras escribo,

    veo caer, 

    como el llanto,

    las últimas hojas

    del roble,

    deslizándose

    suavemente

    al abrazo del olvido,

    hermosas

    en su sinsentido,

    como la nieve

    de Cummings.


    Entonces,

    te asomas a la puerta,

    y tu mirada,

    callada y serena,

    es un abrazo

    cálido y cierto.


    Y cuando tus ojos

    me alcanzan,

    con el color y la dulzura

    de un tarro de miel,

    la mañana  se envuelve

    en papel

    de regalo.


    Afuera, 

    el discurrir del mundo

    se hace misterio.


    Está tan quieto 

    el invierno

    que temo dejarlo

    atrás.







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