He leído a Lea.
He llorado y he reído. Me he emocionado. He tenido miedo. He sido valiente. He soñado. Me invadió el pesimismo. Y el optimismo. He aprendido. He disfrutado. Y he amado.
Todo esto, y más, paseando por el jardín de Lea Vélez. No sé a qué esperan.
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