jueves, 17 de noviembre de 2016

El libro de animales


En este día de nubes densas recuerdo la belleza de aquellas tardes oscuras de invierno,

 iluminadas por débiles bombillas anaranjadas -tres o cuatro veía desde la ventana donde se

dibujaba mi universo-, que más que iluminar daban cuerpo a la noche invernal.

Aquellas tardes llenas de tristeza por fuera, pero tan felices, tan cálidas por dentro.

La leña encendida, la radio lejana, y siempre a mi lado el ya viejo libro de animales.

Cerca del balcón, el frio de la calle se hacía notar, estiraba sus dedos.

Qué finos, entonces, los cristales.

Y qué lejos el miedo.









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