En el cuadro, los perfiles blancos nos
van descubriendo fantasmas dormidos.
La noche envuelve la plaza y los ecos,
entre la niebla, de pasos perdidos.
Sale de las casas una luz antigua,
como esa que nos cobijaba entonces.
Y el árbol, pelado y pálido de inviernos,
recuerda nuestro lugar en el mundo.
Yo veo una noche de aquellas
en que lo real se fundía con los sueños.
Yo veo regresos a casa, trabajos
tardíos y cansados, ruido de llaves,
besos de buenas noches, abrazos.
Cocinas blancas preparando cenas,
y también tertulias de sobremesa.
Brilla la calle de mares y lluvias.
Siempre llueve en los recuerdos de infancia.
Noche azul que pintó Javier del Rio,
donde me escondo esta noche tan larga.
Qué poema más bonito: enhorabuena.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Angel. No sabes cuánto me alegra que te haya gustado, pues tu criterio, tu opinión, siempre la he tenido y la tengo en muchísimo valor.
ResponderEliminarAprovecho para decirte lo mucho que hemos sentido no acudir a tu curso, pero nos fue imposible. Una gran pena; por lo que te voy leyendo ha sido magnífico. En fin, queda pendiente para el próximo.
Lo dicho, muchas gracias y un abrazo muy fuerte.