miércoles, 1 de junio de 2016

Dos poemas de Jane Kenyon






DE OTRA MANERA



Me levanté de la cama
con dos piernas fuertes.
Podría haber sido
de otra manera. Comí
cereal, leche
dulce, un melocotón
maduro, perfecto. Podría
haber sido de otra manera.
Llevé al perro cuesta arriba
al bosque de abedules.
Toda la mañana hice
el trabajo que me gusta.

Al mediodía me acosté
con mi compañero. Podría
haber sido de otra manera.
Cenamos juntos
en una mesa con candelabros
de plata. Podría 
haber sido de otra manera.
Dormí en una cama
en una alcoba con cuadros
en la pared
y planeé otro día
exactamente igual a éste.
Pero un día, lo sé,
será de otra manera.






FARAÓN


"El futuro no es lo que solía ser"
dijo el sabio de los Yankees de New York
mientras machacaba su guante de béisbol, dispersando
el rojo polvo del cuadrángulo
en el aire del atardecer chillonamente iluminado.

Grandes manos. Los hombres con grandes manos
hacen que ocurran cosas. Cuando
le pregunté al cirujano de qué tamaño era tu tumor,
exhibió el sólido puño
con el anillo de su promoción.

De vuelta a casa, vivimos tan cautelosamente como
     dos extraños.
Las cosas no van bien: El roce duele, la comida
sabe mal. Incluso la amabilidad de los amigos
se convierte en una carga; sus flores nos entristecen,
tantas y tan hermosas.

Me despierto en la noche y veo
tu cuerpo disminuido yaciendo junto a mí:
tú, boca arriba, como un sarcófago
con tus pies que sostienen la colcha...
Las cosas que podrías necesitar en la próxima
vida te rodeaban - tu peine y tus gafas,
agua, un libro y una pluma.






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