martes, 2 de junio de 2015

Una tarde

No se cansa uno nunca de estas tardes de primavera, aún frescas, pero luminosas como estrella de Oriente.

Como si de un juguete nuevo se tratase, no sabemos muy bien qué hacer con ellas, si ponernos a jugar sin perder un minuto, o contemplarlas a una cierta distancia, fascinados, disfrutando de tanto como prometen.

Al final , me decido por esto último, mirando por el balcón, viendo cómo las golondrinas parten en dos el azulísimo cielo, y el pasar de las escasas nubes, reflejándose en los cristales de la casa de enfrente.


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