Me vino a la mente el recuerdo de Francisco Carantoña, ese maravilloso escritor y periodista que tuvimos la suerte de disfrutar en la ciudad, a quien tanto gustaban estas acrobáticas aves, a las que dedicó algunos de sus maravillosos artículos. En uno de ellos, me gustó especialmente esto:
"Los estorninos difuminan sus formaciones en volutas, pero lo hacen con tanta variedad que parecen humo con albedrío"
Y esto, también:
"Un niño de ciudad descubría ayer asombrado la fantasía de las aves en libertad.
-Mira cuántos pájaros, le decía su padre.
-Yo creía que eran papelinos que caían, decía el niño"
También me acordé del cuadro que prefiero de ese gran pintor que es Melquíades Alvarez, Celosías de Invierno, su particular homenaje a Van Gogh, donde una bandada de estorninos sobrevuela un desolado paisaje en el que destaca la torre de la iglesia de Auvers-sur oise, y la silueta, tallada, del pintor holandés, mirando, a través de un bosque invernal, hacia el lugar donde pasaría sus últimos dias.
oleo/madera recortada y tallada
Me encanta el artículo; estos días plomizos lo más interesante que ofrece el cielo es el vuelo de las aves, pero estos días tristes, grises... invitan a la nostalgia, a la poesía...
ResponderEliminarGracias, Mª Ángeles. Es cierto, días grises, tristes..., pero, como bien dices, cuánta poesía guardan, y cuánta nos ofrecen...
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