Y sobre las ramas de la tarde cantó el pájaro de la belleza,llevándonos,página a página,en volandas,a través del mundo(oh,mundo) de Jaime García-Máiquez.
Un mundo que reconocemos inmediatamente como nuestro;ese mundo sencillo y real que nos acompaña cuando damos un paseo con los niños,cuando vamos a trabajar y cuando,cansados,regresamos a casa,y cae la noche,y todos duermen, y ya en soledad,cerramos los ojos y sonreimos,dichosos.Un mundo que nos permite dar gracias a Dios porque todo está en su sitio.
Se están quejando los telediarios
de este tiempo de locos.Llueve afuera,
y el agua de la lluvia
quizá de miedo ni siquiera nieva.
El viento bronco barre las calles y los parques,
las plazas y los bares y las tiendas,
gruñe furioso como endemoniado.
Hace un frio que quema.
Fin de semana para ver la tele,
ordenar armarios,
leer un libro y ojear la prensa.
Ellos no saben-o quizá lo saben
y no quieren decirlo por Dios sabe qué ideas-
que hace buen tiempo para hacer familia,
para ser buenos como en Nochevieja.
Será invierno en la calle,como dicen,
pero al menos en casa es primavera.
Los versos de García-Máiquez nos dan el Nihil Obstat a nuestra vida diaria,callada y,como él dice, llena de nada,sí,pero una hermosa nada repleta de todo lo necesario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario