Lo tengo casi preparado.
En el jardín, el sol, a punto de caer, enciende los troncos de los árboles.
En sus ramas, como pequeñas perlas de cristal, las gotas de agua hacen que
la tarde brille como un tesoro.
Los pájaros, no sé por qué, están muy callados, como si esperasen algo,
quizás el Milagro.
El humo de la chimenéa se queda suspendido en el aire, enganchándose
en las ramas. como una seda rasgada. Y nos envuelve como en un cuadro
de Brueghel, como en un cuento de Jiménez Lozano.
Por ahora está todo listo.
Más tarde vendrán las risas de mis hijos, la emoción de los abuelos.
Se harán más presentes las ausencias.
Y brillarán las estrellas como nunca, llenando con su luz, intensa como recuerdo
de infancia, cada rincón de esta Nochebuena.