Me gusta cuando me abrazas.
Cuando, sin venir a cuento,
me atacas por el pasillo.
Cuando me clavas las uñas
y me muerdes en el cuello.
Cuando me buscan tus ojos,
invadidos de deseo.
Cuando tus manos me encuentran,
una mañana temprano,
y me dejan sin aliento
tus besos apasionados.
Que me bañes en te quieros.
Que mientras duermes me sueñes,
y despierta me persigas.
Pero entonces amanece,
y al traidor sueño abandono.
Y no soy más que un Ulises
que llega a casa vacía.
Sólo un telar olvidado
y el eco de un llanto antiguo.
Como un príncipe Bolkonsky
en las garras de la muerte,
soñando con su Natasha
y maldiciendo su suerte.
Y mi mano que te busca,
y que sólo encuentra ausencia.
Y afuera cantan los pájaros.
Y el invierno ya está cerca.