miércoles, 24 de febrero de 2016

Para Felipe, en su viaje


Hoy, el arroyo no canta.

Sólo un murmullo

de agua quieta,

empujando la vida.

Nada presagiaba

tu ausencia. 

Ell frío cruel

de febrero, quizás.

El mes más frío, ya,

para siempre.


Pensaremos en tí

cuando nieve.

Cuando el sol de primavera

comience a calentar

la escarcha, 

y arrope con su luz

los brotes del cerezo.

Cuando las humildes

flores lilas,

que tanto preferías,

vuelvan a vestir

la orilla del camino.


Y un día de estos,

como el pajarillo 

que te visitaba,

golpearé en tu ventana

una vez más.

Tal vez dejes a un lado

lo que estés haciendo:

tus pinturas, tus libros, tus rosas...,

y se asome a la mañana

tu sonrisa franca, sincera,

iluminando el camino

que aún nos queda,

hoy tan oscuro.






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