Un año después,
la primera camelia.
De las cenizas del pasado
viene a asomarse,
esta mañana,
al balcón de la esperanza.
No perdáis tiempo,
nos dice,
pues de su paso fugaz
tan sólo quedará
el blanco de nieve
de mis pétalos
marchitos,
y la fría soledad
del invierno.
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