La calle azulea
con el brillo feliz
de la lluvia nocturna.
Las ventanillas del tren
avanzan,
como el metraje final,
ya vacío,
de una película muda.
En los edificios,
luces llenas de vida ajena
ilusionan con su falso calor
las expectativas de esta noche,
tan fría.
Versos torcidos,
como un cuadro de Adolfo,
intentan pintar
realidades muertas.
Pero qué lejos está todo.
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