miércoles, 22 de julio de 2015

Clase de francés


Varias sillas se abandonan
a la música serena de la melancolía,
en esta mañana fría
de soledad y espera.

La ciudad, aún dormida.
Sus calles mojadas con el poco de lluvia
que ha dado brillo a esta mañana
de verano norteño.

Apenas un perro y su joven dueño;
una mujer, un anciano, un barrendero.
Dos paseantes, risueños.
Poco más.

Dos niños, mientras tanto,
van a clase de francés.
Dibujando esperanzas y sueños
espera su padre en un café.

Mientras escribe, se acuerda de ella.
Qué larga esta clase de francés,
piensa.
Y qué larga la espera.



                                                                              Pelayo Ortega


No hay comentarios:

Publicar un comentario